No se cansaron desde la caverna madridista en vender a todo el mundo a Jesé Rodríguez como el "nuevo Leo Messi" del fútbol. El canterano del Real Madrid era una y otra vez comparado con el mejor del mundo y apuntaba su nombre como claro favorito para hacerse, dentro de unos años, con el Balón de Oro.

Sin embargo, la realidad una vez más se comió a los medios de la capital de España. Jesé fue creciendo, entrando en el primer equipo merengue y demostrando que no tenía cabeza (ni la calidad suficiente) como para recibir tales halagos. Halagos que, por otra parte, se le fueron subiendo a la cabeza hasta que acabó abandonando el Madrid el pasado verano.

Quizás creyendo que se iba a comer el mundo, como así le habían prometido la prensa madrileña, Jesé puso rumbo al Paris Saint-Germain en el que no se acabó de adaptar del todo. Dos goles en catorce partidos fue su bagaje con el equipo de Emery hasta este mes de enero cuando se confirmó su cesión por la UD Las Palmas.

La realidad se comió al "nuevo Messi"

Y como si de una cura de humildad, Jesé acabó aceptando que todavía le quedaba mucho para optar por el premio a mejor futbolista el mundo (si alguna vez lo hace). Por esta razón y para tratar de limpiarse de todo ello, el atacante aceptó la oferta y el reto del equipo de su ciudad.

La UD Las Palmas llamó a su puerta y le prometió minutos y sobre todo bajar a la tierra. Como así hizo un señor que se apellida Boateng y, tras una profunda crisis deportiva y personal, ahora vuelve a divertirse con la pelota.