El legendario portero del Real Madrid, Iker Casillas, puso punto y final a su etapa como jugador del conjunto "merengue" despidiéndose de la afición con una rueda de prensa en la que no pudo evitar llorar por la emoción. A Casillas le costó horrores arrancar

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La sala de prensa del Santiago Bernabéu vivió uno de los momentos más emotivos y tristes de su historia al despedir al que ha sido sin lugar a dudas el mejor portero del Real Madrid y también uno de los jugadores más emblemáticos del club. El legendario guardameta quiso despedirse del equipo y de la afición madridista con un texto que, aunque trajo preparado, le costó horrores leer. Lo más duro fue el arranque, pues tras un "en primer lugar" las lágrimas le empezaron a resbalar por las mejillas. "Leer esto son 30 segundos, pero me va a costar una hora", aseguró, aunque lentamente su discurso fue cogiendo ritmo.

"Gracias por estar aquí, por acompañarme en este momento tan especial. He venido a este gran estadio para despedirme de todos vosotros y en especial de los madridistas. Como sabéis, desde ayer dejé de pertenecer al Real Madrid. Me voy al Oporto por dos razones: la primera la ilusión que me han transmitido desde el club portugués. Y segundo, por las muestras de cariño que he ido recibiendo a lo largo de estos días. He estado muy feliz y muy contento por ese interés. Lucharé al máximo para ganar todos los títulos posibles". Luego, ha lanzado un mensaje a la afición.

"Ahora sí, me quiero dirigir a los madridistas. Ha llegado este día difícil, decir adiós a esta institución que me lo ha dado todo. Parece que fue ayer que con nueve años vestí por primera vez la camiseta del Real Madrid. Vi cumplido mi sueño. Durante todo este tiempo me he sentido muy querido y acompañado. Este club me ha formado también como persona y me ha ayudado a crecer. He tratado de llevar siempre sus valores". A continuación, se ha dirigido a los trabajadores y compañeros de equipo.

"Dejo a grandes amigos y sé que siempre podré contar con ellos. También me quiero acordar de todos mis entrenadores. Me acuerdo de todos , desde Mezquita, que me rescató, hasta a mi último entrenador: Carlo Ancelotti. De todos he aprendido muchas cosas. A los cuerpos técnicos. Todos me han transmitido comprensión, sabiduría, experiencia y profesionalidad. También a todo el personal del club, que día a día hemos formado parte de este Real Madrid. No se les ve pero siempre está ahí".

También ha tenido en cuenta a su familia. "A mis padres y a mi familia, que han estado conmigo siempre. También a mi mujer y a mi hijo". Y finalmente, se ha dirigido al madridismo. "Estas últimas líneas, se las quiero dedicar al madridismo. Gracias a vuestro apoyo incondicional. Por ayudarme a levantar cada copa, por estar ahí, por tenderme la mano y tirar de ella para levantarme".

"Quiero repetir una frase que he dicho siempre en las entrevistas. Independientemente de que haya sido buen o mal portero, espero que la gente se acuerde de mí por ser buena persona, con mis defectos y cualidades. Gracias, gracias, miles de gracias. Nunca os podré olvidar y allá donde vaya, seguiré gritando ¡Hala Madrid! No voy a decir adiós, porque será un punto y seguido".