¿Tendrán razón las voces que hablan de fin de ciclo? El FC Barcelona presentó una imagen lamentable este miércoles contra el Atlético de Madrid, con las únicas excepciones de Pinto, Neymar y Jordi Alba. El conformismo, además, reina en los jugadores y la directiva

La humillante derrota en el Vicente Calderón (1-0), de donde el FC Barcelona podría haberse marchado perfectamente con un 4-0, ha vuelto a encender unas alarmas que llevan sonando, a veces más flojo y otras más fuerte, durante toda la temporada. La fe y la ilusión nunca se pierden, pero a todas luces parecía improbable que el conjunto azulgrana, que se ha estrellado ya cinco veces esta temporada contra el Atlético, pudiera levantar la eliminatoria de cuartos contra un equipo mayúsculo.

El Atlético de Madrid se pareció este miércoles al Barça de Pep Guardiola -por garra, intensidad y ambición-, mientras que los azulgrana se asemejaron al combinado de la última temporada de Frank Rijkaard -el de Deco y Ronaldinho- debido a la falta de movimiento y la imposibilidad de crear ocasiones claras de gol. Pero es necesario reflexionar sobre las causas del desastre para conseguir que éste no vuelva a repetirse la próxima temporada, algo probable si continúa el mismo entrenador, la misma directiva y casi la totalidad de la plantilla culé.

¿Cuáles son las claves de la tragedia? Pues bien, todo empieza por arriba. La actual junta directiva del FC Barcelona ha sido incapaz de renovar y mantener, desde que ostenta la presidencia del club, a la plantilla en función de sus necesidades. Aterrizaron Alex Song y Alexis Sánchez, dos jugadores para nada adecuados al juego azulgrana, mientras que Neymar y Jordi Alba fueron los únicos fichajes que sí han logrado encajar. Cesc Fábregas, por otra parte, es el jugador más irregular de todo el equipo y parece que nadie está dispuesto a darle un toque de atención; un ultimátum. Y a todo esto, ¿qué hay del central?

Andoni Zubizarreta parece que viva de vacaciones todo el año, protegido por una directiva que está dañando seriamente el nombre de la entidad con multitud de problemas institucionales. Desde el "Caso Neymar" hasta la sanción de la FIFA, pasando por la imputación de Sandro Rosell y la intentona de imputar también a Josep Maria Bartomeu. Puede que haya una "mano negra", sí, pero gran parte de culpa es de los propios directivos del club por no haber hecho las cosas como debían hacerlas.

Otra apuesta de la directiva, precisamente, fue la de colocar como entrenador del mejor equipo del mundo a un señor que jamás había entrenado en Europa, que no sabía nada del FC Barcelona excepto por haber visto sus partidos por televisión y cuya mentalidad futbolística choca directamente con la esencia de toque, posesión y creatividad del Barça. Encima, parece que no tiene ninguna intención de marcharse hasta que termine contrato, y desde la directiva Josep Maria Bartomeu ya dijo hace unas semanas que el "Tata" continuaría en el cargo la próxima temporada  pasara lo que pasara.

Y por último, pero por ello no menos culpables, son los jugadores. Un Cesc Fábregas a medio gas en la mayoría de partidos; un Leo Messi abonado a caminar por el campo; una defensa que hace aguas por todos lados y, en general, una plantilla a la que le sobran varios jugadores y le faltan muchas caras nuevas. Mucha competencia para las estrellas acomodadas y la motivación de convivir con alguien que ponga en riesgo su puesto. Porque el bajo nivel de Song, por ejemplo, es otra de las razones de que Busquets encadene un partido bueno y otro malo. ¿Acaso optará la directiva por una profunda remodelación de la plantilla, como pide a gritos la afición? Probablemente no. Será entonces cuando debamos preocuparnos.