El mercado de fichajes y la pretemporada copan las portadas del verano 2019, que también trae noticias importantes procedentes de Portugal. Después de varios meses de rumores en el Estadio do Dragao, este lunes se ha publicado un comunicado oficial del Porto, que ha dado pistas sobre el futuro de una de sus grandes estrellas.

Iker Casillas formará parte del cuerpo técnico de los 'dragoes' durante el próximo curso, y en concreto ejercerá de enlace entre la plantilla, el cuerpo técnico y la directiva. El guardameta de 38 años sufrió un problema cardíaco a principios del pasado mes de mayo, y mientras trabaja en un delicado proceso de recuperación, probará con un nuevo rol en el vestuario del conjunto luso.

Los medios de comunicación del país vecino aseguran que esto no significa el anuncio de su retirada como futbolista profesional, ya que, en principio, el madrileño tratará de apurar sus opciones de regresar a los terrenos de juego. Este puesto se ha calificado como provisional porque el de Móstoles luchará hasta que se acabe su contrato -el 30 de junio de 2020-, momento en el que podría tomar una decisión definitiva.

En declaraciones a la web del club, el ex del Real Madrid ha confirmado que esta alternativa nació de una reunión con su entrenador, Sergio Conceiçao: "Lo hablé con el entrenador la temporada pasada cuando sucedió todo. Me dijo que quería que me quedara cerca de los jugadores porque habría varios cambios. Trataré de hacer todo lo que pueda para ayudar a mis compañeros".

"Nos prepararemos para dar lo mejor de nosotros. Queremos tener una gran temporada y poder ganar la Liga, la Copa y hacer el mejor papel posible en Europa", valoró el cancerbero, que recalcó que tocará luchar para destronar al Benfica -campeón liguero-, al Sporting de Portugal -campeón copero- y meterse en la fase de grupos de la Champions.

El Porto quiere dar que hablar en la Champions

Aunque todavía tiene pendiente la disputa de la fase previa, el Porto quiere volver a dar que hablar en Champions, en la que la pasada campaña dominó con mano de hierro el Grupo G (cinco victorias y un empate) y en la que tras superar a la Roma en octavos de final sólo cayó en cuartos a manos del Liverpool, que unos meses después levantó el trofeo en el Wanda Metropolitano.