El fichaje de Neymar por el Paris Saint Germain sigue trayendo cola, y el último capítulo del culebrón, con enfado y llantos incluidos, parece haber tenido consecuencias. No se sabe si por un toque de atención de los dirigentes o por voluntad propia, esta vez los compañeros del brasileño sí le están respaldando.

El primero en defenderle fue su amigo Kylian Mbappé: "Esto demuestra que es un hombre como todos los demás y que la gente sabe que, como nosotros, tiene dos brazos, dos piernas y un corazón, por lo que las críticas que recibe le pueden afectar. Desde el exterior da la imagen de una persona que no se ve afectada por los críticas pero desde dentro se abre y muestra que es alguien normal".

Y tras él ha llegado Julian Draxler. "Es normal que se escriban muchas tonterías sobre una superestrella como Neymar. Es un tipo muy amable y educado que sabe lo importante que es para el equipo. Un jugador como él puede exigir privilegios. Nadie está celoso o enojado con él en el PSG. Estamos felices de tenerle con nosotros y queremos ayudarle", ha reconocido.

Además, el alemán ha insistido en que los conflictos se hubieran solucionado de puertas para adentro de no ser por la prensa: "Evidentemente la historia del penalti existió. Podría haber terminado en uno o dos días, pero todos los medios le dieron vueltas durante cuatro o cinco semanas...".

¿Fuga de talentos?

El tema que también se ha encargado de aclarar Draxler es el de su posible marcha en el mercado de invierno, algo que queda cerrado... Al menos unos meses. "Estoy en la mitad de la temporada con el club y me estoy concentrando en sacar los mejores resultados. No es un buen momento para pensar en mi futuro, aunque la Bundesliga siempre es interesante", ha comentado el ex del Schalke, abriendo una puerta a los rumores que le sitúan en el Bayern de Múnich como relevo de Ribery.