Ousmane Dembélé se ha estrenado, finalmente, como goleador con el París Saint-Germain y ha dado a entender, con una actuación sensacional, por qué Luis Enrique confía ciegamente en él. Por primera vez desde que aterrizó en Francia, se erigió como líder ofensivo del PSG para desequilibrar y cambiar la historia sobre el terreno de juego. El resultado fue un penalti provocado y un golazo, con su marca personal. 

El reto era mayúsculo, porque el equipo de Adolf Hütter había sido el único que, hasta ahora, había tenido la intención de disputarle la Ligue 1 al cuadro parisino y en el primer tiempo, tras el gol de Gonçalo Ramos en el que también participó Dembélé, complicaron el panorama. Sin embargo, el penalti de Magassa sobre el ex del FC Barcelona empezó a cambiar la historia. Mbappé puso el 2-1 en e marcador, aunque los visitantes fueron incisivos y merodearon el área de Donnarumma constantemente. 

Dembélé rompe su sequía

Lo cierto es que, durante el comienzo de la segunda mitad, los de Luis Enrique fueron capaces de sentenciar el partido con un Dembélé en estado de gracia. Se valió de su duelo personal con Magassa, que se extendió durante todo el partido, para controlar el balóm con la izquierda y mandar un potentísimo disparo con la derecha que noqueó a Köhn. Un golazo en toda la norma para dar comienzo a la fiesta y goleada del PSG, que 'cerraron' Vitinha y Kolo Muani. 

Luis Enrique solo tuvo elogios para el futbolista francés. Tras el partido, reconoció que "es el jugador más desequilibrante del mundo. De eso no hay dudas. Es un show, un espectáculo. Me encanta tener en el equipo a jugadores de ese perfil". Así, Dembélé aumenta a cinco sus participación en goles en el PSG: uno de él y cuatro asistencias en la Ligue 1. Había anotado con Francia en la goleada contra Gibraltar (14-0), pero a nivel de clubes no veía portería desde el 25 de enero de este año, contra la Real Sociedad en cuartos de final de la Copa del Rey (1-0).