Todos los colectivos del mundo del fútbol están luchando contra la crisis del coronavirus, pero la victoria no va a ser sencilla. Mientras los futbolistas ajustan sus sueldos y se ejercitan en sus casas, FIFA, UEFA y todas las autoridades competentes diseñan los planes para cuando se dé por terminado el confinamiento. La intención es volver a la normalidad cuanto antes, pero las previsiones apuntan que el proceso podría ser largo.

Los organismos rectores llevan semanas trabajando para organizar la vuelta a la acción, pero recalcan que la salud es lo primero. Eso implica esperar a que bajen las curvas de infectados, a que se levante el estado de alarma y a que poco a poco se aligere el encierro que ha paralizado al planeta. Entonces, y aún con limitaciones, los esfuerzos darán frutos cuando se retome la campaña y se pueda pensar en lo que viene.

Según 'Mundo Deportivo', la precaución estará por encima de cualquier planificación deportiva, y en Alemania ya piensan en mantener partidos a puerta cerrada. Cuando se apuró todo lo posible antes de bajar la persiana, esta fue una solución temporal para evitar que la reunión de decenas de miles de personas activara una propagación descontrolada, y es una medida que podría seguir en vigor durante algunos meses más.

El citado medio concreta que esta iniciativa no sólo hace referencia a junio y julio, cuando podría reanudarse la temporada, sino que podría extenderse hasta diciembre. En un panorama dominado por la incertidumbre y en el que los expertos aún no consiguen acumular certezas, está sería una forma de seguir adelante pero reduciendo riesgos, para evitar que la pandemia recobre fuerzas y vuelva a convertirse en un problema.

El debate se abre porque hay muchos que no desean vetar al público, pero que entienden que esta podría ser una condición innegociable. Numerosas estrellas y entrenadores se pronunciaron sobre la necesidad de contar con los aficionados, en LaLiga se ha valorado su regreso en la final de la Copa del Rey y Aleksander Ceferin no quería pensar en una final de Champions con las gradas vacías. De momento, todo está en el aire.

Jugar los partidos es la prioridad absoluta

Lo que está claro es que las restricciones sanitarias van a ser sagradas, casi tanto como la necesidad de jugar todos los partidos. El pensamiento es común en este sentido porque anular alguna competición o dejarla por terminar significaría aumentar unas pérdidas económicas que ya han golpeado al fútbol nacional e internacional. Todos los organismos que se machacan en busca de soluciones aseguran que se intentará completar el curso 2019-20 y que una vez conseguido se reorganizarán y ajustarán los siguientes.