Para lo bueno y para lo malo, la temporada 2017-18 ha confirmado a Mohamed Salah como uno de los mejores jugadores del mundo. El egipcio ha explotado con goles, asistencias y un liderazgo que ha llevado al Liverpool a una buena posición en liga y a una final en competición internacional, pero a pesar de todo, la fama tiene su precio.

El de Nagrig está siendo reclamado para numerosos compromisos mediáticos, y eso no ha gustado nada a su entrenador. El pasado jueves, sin ir más lejos, le tocó volver a viajar para recoger el premio al Mejor Jugador del Año de la Premier League, un reconocimiento que, en esta ocasión, le llegó desde la asociación de periodistas. 

A Jürgen Klopp le incomoda que sus estrellas atiendan a este tipo de eventos cuando hay tanto en juego en los próximos días, porque además de estar pendientes de la clasificación para la próxima Champions, en Liga, deberán jugar la final de la presente. "Sé que fue un premio muy importante, pero no es una buena idea llevar a este chico a Londres nuevamente el jueves por la noche, antes del final de la temporada, para ir de fiesta mientras nosotros no tenemos nada que celebrar", reconoció el alemán.

El técnico aseguró que desde el club intentan gestionar con mucho tacto estas cuestiones, pero que hubiera preferido que el planteamiento fuera otro muy distinto: "Como entrenador hubiera preferido que se fuera a casa después del entrenamiento y estirara las piernas en el sofá viendo una película o que se acostara temprano. De hecho se acostó temprano, porque lo organizamos lo mejor que pudimos".

El Liverpool necesita a Salah para la Champions

Las quejas de Klopp coinciden con un bajón de juego que ha cogido al Liverpool en un mal momento, y que entre otros futbolistas ha afectado a Mohamed Salah. El atacante africano lleva varios encuentros sin ver portería y ha perdido la frescura que le ha hecho marcar diferencias en los últimos meses, aunque aún tiene mucho camino por recorrer en los próximos meses.

Antes de que llegue el Mundial, los 'reds' le necesitan para la Champions, porque tras un verdadero susto en la Premier, el Chelsea les ha dejado en bandeja sentenciar su cuarto puesto. Para hacerlo deberán ganar al Brighton en casa, lo que también recargaría la moral de cara a otra final, la que disputarán en Kiev frente al Real Madrid.