Ronald Araújo se ha convertido en el líder de la defensa del FC Barcelona. El charrúa llegó este pasado jueves al Estadio Nuevo Mirandilla después de ser el mejor del Barça tanto contra el Bayern de Múnich como ante el Granada. Con esa presión de seguir rayando a gran nivel y con Gerard Piqué a su lado, el uruguayo demostró que ha llegado para quedarse y volvió a ser uno de los más destacados de su equipo.

El central sudamericano estuvo tan dominador como de costumbre en el juego aéreo y solo perdió algún duelo ante Álvaro Negredo, que en este arte es un maestro desde hace muchos años. El madrileño fue el único capaz de ganar algún envite en este sentido, aunque en la mayoría de ocasiones prefirió ir contra Piqué. Ante el catalán sí le resultó más sencillo imponerse con dejadas o aguantando el balón, por eso rehuyó ir contra Ronald en la mayoría de ocasiones.

Pero aunque de cabeza sea ya seguramente uno de los mejores de LaLiga, no es en la faceta que Araújo más brilla a día de hoy. Esa sigue siendo su facilidad para defender a campo abierto el uno contra uno. En esto, el charrúa ya es sin duda uno de los zagueros más destacados del campeonato y probablemente de Europa. Ante los cadistas, prácticamente nadie se le fue en todo el encuentro y fue un muro.

Álvaro Jiménez, Rubén Sobrino o el Choco Lozano intentaron sin suerte a lo largo del partido marcharse en un duelo individual contra Ronald, pero el uruguayo les dejó claro que muy pocos jugadores en el mundo pueden marcharse de él. El Choco, de hecho, se obsesionó con dejarle atrás en un par de ocasiones cuando saltó al campo en la segunda parte, pero se tuvo que acabar rindiendo ante la evidencia.

Una combinación única de físico e inteligencia

El defensor tiene una habilidad especial para dominar los espacios y saber cuando meter el cuerpo, cuando ir con la pierna o cuando simplemente aguantar y esperar. Todo esto va unido a una velocidad de reacción única para ser central y medir casi 1,90, una zancada poderosísima una vez ha iniciado la carrera y un físico portentoso en general. Por estas razones, superarle parece ser misión imposible para casi cualquiera.