FC Barcelona y Napoli disputarán el próximo miércoles 18 de marzo el partido de vuelta de su cruce de octavos de la Champions League. Los catalanes pasaron apuros en su visita a San Paolo pero amarraron un 1-1 que les concede una ligera ventaja por el valor doble de los goles fuera de casa. En su regreso al Camp Nou, eso sí, tendrán que jugar a puerta cerrada por las medidas de precaución debido al coronavirus.

El diario 'Sport' ha contado con la colaboración de Xesco Espar, ex jugador y entrenador de balonmano y experto en deportistas de alto rendimiento para elaborar un artículo sobre el duelo. El técnico ha evaluado una situación atípica en el fútbol profesional, y ha redactado una lista de contras y pros sobre la obligación de jugar sin público. Evidentemente, tiene más perjuicio que beneficio, pero ha intentado buscar una lectura positiva.

El factor mental es una cuestión capital para los jugadores locales, que deben evitar caer en la relajación. El barcelonés recalca que la grada ayuda enormemente a mantener la tensión competitiva, y explica que tocará realizar un esfuerzo extra para mantener la concentración tanto en los buenos como en los malos momentos. Al estadio se le conoce a menudo como 'el jugador número doce', y esta mención no es por casualidad.

La influencia personal de los seguidores deberán sostenerla los azulgrana en su ausencia, y recordar que esta vez no habrá aplausos para recompensar sus aciertos ni silbidos para dar algún que otro toque de atención. El papel de Quique Setién, Eder Sarabia y la totalidad del cuerpo técnico será imprescindible, y más en un coliseo en el que se van a oir todas las indicaciones porque no habrá el bullicio que habitualmente lo llena.

La presión de los fans también se notará porque faltará un punto de intimidación sobre los rivales y los colegiados. Evidentemente, ambos colectivos tratan de hacer bien su trabajo sean cuales sean las condiciones, pero en esta ocasión no se enfrentarán a una multitud ensordecedora. Esto hará que los 'azzurri' jueguen más liberados y que, dentro de su imparcialidad, los árbitros no protejan levemente al equipo de casa.

El Barça debe revolucionarse para evitar sustos

Espar recuerda que confiar en un resultado positivo sería el peor error para el Barça, cuyos jugadores podrían dar con la clave si compensan el vacío que dejan los aficionados. Esto se podría conseguir con una preparación previa al detalle, basada en una motivación y responsabilidad que deben aumentar incluso más de lo habitual. Si los culés se revolucionan y alcanzan ese punto extra, podrían tener cierta ventaja sobre los napolitanos, que están exigidos por un resultado que les obliga a brillar en la Ciudad Condal.