Se confía en el seno del FC Barcelona en que Ousmane Dembélé acabe aceptando la oferta de renovación que ya le ha presentado el club. Se le considera un jugador que, si logra esquivar lesiones graves, tiene la capacidad de marcar una época. De hecho, el propio Xavi Hernández en su llegada al banquillo, aseguró que bien trabajado podría convertirse en el mejor del mundo en su posición.

Sin embargo, por supuesto existe la posibilidad de que termine por no extender su relación contractual con el club azulgrana en lo que queda de 2021 y de que llegue el próximo año, ya a menos de seis meses de acabar contrato, sin firmar. Previo a ese posible escenario, en el seno del Barça se está analizando la postura a adoptar.

Meses atrás, la corriente mayoritaria de la entidad culé apostaba por tirar de mano dura con el francés si se negaba a renovar, de la misma manera como se tomó con Ilaix Moriba. El centrocampista, que finalizaba contrato en 2022, se negó a firmar la extensión de su contrato y cuando empezó la pretemporada de cara a la actual campaña, el club consensuó con Ronald Koeman que se quedaría sin entrenar ni jugar con el primer equipo.

Ilaix fue bajado al Barça B, con el que se entrenaba, pero tampoco fue convocado para los partidos de pretemporada. Finalmente, el joven futbolista accedió a salir traspasado al Red Bull Leipzig por 16 millones fijos más otros 6 en variables, en lugar de esperar un año a finalizar su contrato e irse gratis. Al menos significó un beneficio económico.

Se desconocen las futuras acciones

Se fue inflexible con Moriba, pero con Dembélé no está tan claro que se le deje rezagado en la grada. En el seno del club se le daría prioridad a las necesidades de Xavi para intentar cumplir sus objetivos deportivos. Renunciar a un jugador de velocidad, verticalidad y con perfil ambidiestro podría ser perjudicial para el rendimiento colectivo.

Por tanto, si Ousmane entrenase bien y jugase sin miedo a meter el pie y con implicación, no será condenado al ostracismo por el objetivo de buscar siempre lo mejor para el equipo. Un claro ejemplo se da en el Paris Saint-Germain que aún no ha podido renovar a Kylian Mbappé, quien finaliza su contrato el próximo verano, pero que no por eso le ha condenado, ni mucho menos, a no jugar.