Después de muchos meses de rumores, el futuro de Andrés Iniesta se podría confirmar en las próximas semanas. El capitán ya hizo oficial su salida del FC Barcelona, y ahora baraja diferentes alternativas para continuar su carrera en una liga menos exigente. Lo que ha quedado algo enterrado es lo que empieza a plantearse hacer después.

De momento, el camino del manchego empieza a aclararse: Sus opciones son China y Japón, en un proyecto que incluirá más cuestiones además de lo estrictamente futbolístico. A sus 34 años, el de Fuentealbilla ha dejado muy claro que la prioridad es su familia, y todas las garantías que pueda obtener van a pesar en su decisión.

Pero en sus últimas intervenciones, y desde hace tiempo, el centrocampista ha deslizado una posibilidad, todavía lejana pero que empieza a cobrar fuerza. Asegurando que todo llegará a su debido momento, ya empieza a verse llevando las riendas de un equipo, pero esta vez no en el campo, sino cambiando las botas por el banquillo.

"Ojalá en un futuro pueda volver al Barcelona porque esta es mi casa y he sido muy feliz. Me empieza a picar el gusanillo de ser entrenador, pero quiero disfrutar del fútbol durante muchos años", ha mencionado Iniesta en varias entrevistas, con una frase que la actualidad ha dejado a un lado, porque lo que interesa es saber a donde irá a corto plazo.

Iniesta podría seguir el camino de Guardiola y Xavi

Aunque está claro que no es una garantía de éxito, Andrés Iniesta podría repetir una fórmula que ya ha funcionado en el pasado reciente en el Camp Nou. Pep Guardiola vivió de primera mano los éxitos azulgrana sobre el césped, y luego revolucionó la historia culé con una etapa gloriosa como técnico. Parece que su ejemplo ha creado escuela.

Antes de pensar en lo que el centrocampista pueda aportar desde la banda, toca disfrutar de toda la magia que le queda en sus botas, y que ya se ha visto en la última temporada que es más que de sobra. Otro compañero memorable que se resiste a retirarse pero ya ha declarado que quiere entrenar al Barça es Xavi Hernández, que apura su propio camino en Qatar. Si un día tienen éxito y se deciden a volver, la afición les recibirá con los brazos abiertos.