Este miércoles tuvo lugar el esperado primer Clásico de LaLiga, y FC Barcelona y Real Madrid dejaron la pelea por el liderato en tablas. En el Camp Nou apretaron mucho los pupilos de Zinedine Zidane, que cuajaron una gran actuación, pero los de Ernesto Valverde supieron resistir el acoso y con algunos chispazos de calidad amenazaron a un adversario intimidante. Una jornada más, ambos compartirán el primer puesto.

En ambos bandos este era un partido de estrenos, y en el de los azulgrana, Antoine Griezmann era uno de los debutantes. El de Macon se ha medido en varias ocasiones a los blancos porque en sus años en España ha militado en la Real Sociedad y el Atlético de Madrid, pero esta era la primera vez que lo hacía con la elástica barcelonista. Aunque muchos esperaban algo más de un fichaje estrella, hay poco que criticarle.

El francés no pudo ser decisivo en la Ciudad Condal, pero se desfondó durante los 83 minutos que estuvo sobre el terreno de juego. Sus años junto a Diego Simeone le han convertido en un futbolista total, y aunque a veces se echa en falta que sea más un delantero vertical, voraz y letal, se agradece prácticamente siempre su entrega y despliegue, que supone una ayuda decisiva para sus compañeros en la medular y la defensa.

Al galo le costó generar y brillar ante los 'merengues', y aun así tuvo su cuota de protagonismo en ataque. En el segundo tiempo, cuando el partido se rompió, tuvo más facilidades para encarar a Dani Carvajal, al que superó en alguna ocasión. También volvió a demostrar que se entiende bien con Luis Suárez, y proporcionó a Leo Messi un pase de los que el argentino rara vez falla. El '10' fue está vez más humano que de costumbre.

Griezmann va a más en el Barça

Griezmann todavía está lejos de ser excelente en el Barça, pero volvió a demostrar que su dinámica es ascendente. Todavía se le debe exigir más y él mismo reconoce que trabaja para dejar su huella en el club, pero encuentros como el del RCD Mallorca, la Real Sociedad o el propio Real Madrid confirman que cada vez está más integrado y que trata de encajar sus virtudes para ayudar al equipo. Carácter no le falta.

En momentos de dificultad, la plantilla empieza a verle como un argumento a tener en cuenta, y si da otro paso adelante, reducirá distancias con Suárez y Messi. Como hacía habitualmente Neymar, y también en ocasiones Philippe Coutinho u Ousmane Dembélé, del galo se espera que asuma responsabilidades cuando sus compañeros no están tan finos, y poco a poco, está aceptando el reto. Es cuestión de tiempo que lo cumpla.