Antoine Griezmann estaba pasando por un mal momento en el FC Barcelona y su gol contra el Borussia Dortmund pareció devolverle parte de la confianza que había perdido. Pero pocos días después, el francés visitó el Wanda Metropolitano para enfrentarse a su ex equipo y volvió a completar un encuentro para el olvido. No solo no marcó, sino que fue totalmente inofensivo con el balón en sus pies.

Con ese choque, el galo alcanzó un nuevo partido más sin marcar en LaLiga. En total, el de Macon sumó entonces cinco choques consecutivos sin celebrar un tanto. El francés estaba oficialmente en crisis y debía romper esa pésima racha cuanto antes para seguir recuperando sensaciones. El Mallorca parecía la víctima perfecta para poder hacerlo y el delantero no falló.

Griezmann marcó 49 días después de su última diana contra el Eibar y rompió esa mala racha por fin con un gran gol ante los mallorquinistas. Fue el 1-0 que abrió el partido y que permitió al Barça vivir mucho más tranquilo desde el minuto siete. Marc-André ter Stegen volvió a disfrazarse de asistente y le puso un balón desde el área pequeña al mediocampo que el ex colchonero aprovechó para ese tanto.

El atacante, tan certero como solía ser en el Atlético, controló en carrera aprovechando la indecisión de los dos defensas del Mallorca, condujo durante varios metros y terminó definiendo con una genial 'picadita' ante Reina. Su celebración fue tan efusiva como se esperaba, como si se hubiese quitado de encima una losa enorme de casi 50 días sin marcar en Liga.

Fue su quinta diana en competición doméstica y, poco a poco, va alcanzando cifras goleadoras más acordes a su nivel. Contra el Mallorca fue un activo importante para el Barça con sus movimientos, sus desmarques y su incansable trabajo en defensa. Pero el galo siempre da todo eso y lo que se le pide, sobre todo, es el gol. Ante los baleares dio todo eso y se mostró muy activo en ataque combinando con Messi, Suárez y todos los compañeros que se le acercaron.

El Barça empieza a aprovechar a Griezmann

Griezmann tenía que adaptarse al Barcelona y a sus nuevos compañeros, pero también ellos tenían que hacer lo mismo con el de Macon. El estilo del delantero no tiene nada que ver con el de Neymar Jr o el de Ousmane Dembélé, los últimos inquilinos de la banda izquierda. El ex rojiblanco suele ir más al espacio porque no tiene el regate que tienen Ney y Dembélé. Messi, Busquets, De Jong y compañía ya empiezan a entender a su nuevo compañero, que cada vez parece disfrutar más con ellos.