A Ronald Koeman no le tembló el pulso contra el Benfica y el holandés no dudó en hacer los cambios que creyó oportunos sin importarle el peso de los jugadores que se fueron al banquillo. Tres de ellos fueron los capitanes del FC Barcelona, Sergio Busquets, Sergi Roberto y Gerard Piqué, que fueron sustituidos y quedaron más que señalados por su entrenador contra los portugueses.

El primero en irse al banco fue el central, que sin duda fue quien quedó más 'tocado' tras el duelo ante los lusos. El '3' duró poco más de media hora en el terreno de juego y se fue con los suplentes en el minuto 33 para dar entrada a Gavi. El zaguero estaba sufriendo mucho en defensa, estaba llegando tarde a todos los cruces y, además, poco antes del cambio estuvo a punto de irse a la calle porque le perdonaron la segunda amarilla.

Koeman no tuvo ningún reparo en sustituir a Piqué para evitar que el Barcelona pudiese quedarse con uno menos en el primer tiempo. El defensor, teniendo amarilla, no estaba centrado, no estaba fino y estaba sufriendo, por lo que no hubiese sido extraño que hubiese llegado a destiempo en alguna entrada que le hubiese costado otra cartulina y que le hubiese mandado a la calle. Por ello, pese a la relevancia del cambio y pese a dejar señalado al tercer capitán, tuvo cierto sentido hacer lo que hizo.

Busquets aguantó más en el choque, pero tras la desastrosa segunda parte que estaba haciendo el Barça su entrenador vio que era el momento de cambiarle. El de Badia estaba pasándolo mal ante la presión del Benfica, estaba muy incómodo y no se estaba imponiendo. Por todo ello, Nico González salió por él en el 68, todavía con 1-0 en el marcador y con opciones de remontada. Un 'toque' al 'capi' del cuadro azulgrana, al que los años le empiezan a pesar.

El cambio de Sergi Roberto no se entendió

Por otro lado, el cambio de Sergi Roberto fue el más incomprensible de todos, ya que se hizo en el minuto 89 con el duelo ya perdido. Antes de que Eric García se fuera a la calle expulsado, Koeman ya estaba preparando la sustitución. Óscar Mingueza saltó al campo por el de Reus, que tuvo una noche para olvidar y no dio el nivel como carrilero. Una decisión extraña en lo futbolístico que pocos entendieron durante el partido.

Nadie sabe si el hecho de cambiar a los tres capitanes a lo largo del encuentro fue un mensaje del entrenador barcelonista o fue una coincidencia. Solo el propio holandés es consciente de por qué hizo lo que hizo y cambió a quién cambió. El de este miércoles podría ser su último duelo como técnico del Barcelona, por lo que quizás decidiera dejar claro quién manda una última vez.