Aterrizó en el banquillo en el convulso verano de 2017, pero Ernesto Valverde está cumpliendo con el objetivo, mantener a un FC Barcelona ganador. Nada más llegar, el extremeño perdió a Neymar, pero supo salir adelante y alzar a su equipo hasta el doblete. En el verano le recordaron que debe exigirse más, y ha dado otro paso adelante sin romper el equilibrio del vestuario. Su tranquilidad ante las tormentas es su mayor virtud.

Porque el Txingurri ha demostrado que en un entorno tan agobiante y ajetreado como el azulgrana, la clave es no perder la calma, y seguir pensando que, con tropiezos o sin ellos, lo importante es mantenerse fiel al estilo y a las metas marcadas. Como ha indicado en muchas ocasiones, la temporada es una carrera de fondo, y tan importante es no confiarse en la victoria como no ahogarse en la derrota.

Solidez y efectividad son sus señas de identidad en lo deportivo, una parcela en la que muchos echan de menos algo de la brillantez de antaño. El ex del Athletic considera que el bloque va primero y que conjunga a la perfección con el toque y los lujos, que a veces se pueden perder en el desgaste que impone luchar por los títulos campaña tras campaña.

Pero si hay una virtud que le define es la capacidad de gestión, ya sea de los conflictos en un club de primer nivel o de las armas que están a su disposición. Valverde es aquel que en pleno curso sabe sacar a Luis Suárez y Philippe Coutinho de sus penas, que convive con el animado entorno de Gerard Piqué o que aleja a Ousmane Dembélé de las críticas sin hacer de ello un asunto de estado. Todos se soluciona de puertas hacia adentro, algo que tiene mérito en una entidad del tamaño del Barça.

Como cualquier profesional, tiene margen de mejora, y también se aplica a seguir creciendo cuando se lo piden. Había que hacer los deberes en Europa y este año se ha dedicado a la Champions, sin perder de vista Liga y Copa del Rey en el que los culés ya son habituales. Obviamente, puede hacerlo mejor en cuanto a rotaciones y reparto de oportunidades, pero en la plantilla confían en él y eso se acaba trasladando al terreno de juego.

Valverde tiene la confianza de la plantilla del Barça

Y es que además de trabajar en silencio y seguir presentando resultados, Valverde tiene el respeto y la confianza del vestuario, en el que le siguen desde el más joven de los canteranos hasta el mismísimo Leo Messi. Eso, hoy en día, es tener mucho territorio ganado, y volviendo al principio, mejorar siempre es más fácil cuando la vitrina se llena año tras año. El mejor síntoma para Ernesto es que le sigan exigiendo, porque en la cancha, hay pocos que le puedan replicar.