A pesar de que las derrotas duelen y más si es ante el eterno rival, en el Barça-Madrid hubo cosas positivas para el equipo azulgrana y que nos hacen ser optimistas. Una de ellas ha sido la confirmación de Gerard Piqué como el mejor central del fútbol español y posiblemente del mundo actual. El defensor se encuentra en un momento de forma espectacular después de haberse convertido en padre de familia y gracias a los consejos de su entrenador Luis Enrique.

Y es que cuando el asturiano cogió las riendas del Barça la pasada campaña, Piqué estaba posiblemente en su peor momento de forma desde que volvió al Camp Nou. Sin su referente Carles Puyol, retirado tras graves problemas en su rodilla, Gerard se encontraba solo y desamparado en la defensa culé. Pero con "Lucho" las cosas cambiaron. El de Gijón le hizo entender que para mantener su estatus en el equipo tenía que trabajar.

Fue suplente e incluso se pasó algún partido en la grada hasta que recupero su nivel. Poco a poco se afianzó y formó una excepcional pareja junto a Javier Mascherano. Tanto que ahora es inamovible en los once del entrenador del Barça. Su grandísimo gol a la salida de un córner frente al Madrid sólo fue su confirmación. Ese tanto que debía haber sido el quinto en el cero a cuatro del Bernabéu, fue el primero de su equipo en el Camp Nou, lástima del resultado final.

Un gol que volvió a poner de relieve la importancia de la pizarra de Unzué y, de paso, ayudaba en ese momento a desatascar un partido donde los locales habían sido claros dominadores del encuentro sin recibir la recompensa en forma de tanto. El final todo el mundo lo sabe pero en los ojos de todos quedó patente el partidazo de Gerard. Un Piqué mucho más maduro y centrado que quiere ser la referencia de un FC Barcelona que busca levantarse y alzar el segundo "triplete" consecutivo. Con él como escudero lo podrá hacer.