Lionel Andrés Messi volvió a aparecer frente al Atlético de Madrid para destrozarlo con un trallazo que Moyá ni vio pasar. Ningún portero en el mundo podría haberlo visto dada la violencia con la que le pegó el rosarino a la pelota, con mucha rabia.

Esa que le producía ver a su compañero y amigo Neymar Júnior por los suelos, siendo una y otra vez agredido por los locales sin que el árbitro pitase nada. Esa rabia de que fuese justo el día antes del duelo cuando decidiesen filtrar una información privada sobre su caso con Hacienda. Con esa rabia de ver a la Caverna tratando de desestabilizar cada día y a los árbitros bailándole el agua al eterno rival en Liga, cuando a ellos no les conceden ni una.

Todo ello unido se le cargó en la pierna izquierda a la "pulga", que fue más grande que nunca (aunque eso parezca imposible), para fusilar al cancerbero atlético. El balón sabía que venía precedido de las órdenes de su rey y le obedeció, estampándose en el interior del palo derecho para acabar entrando y haciendo a los barcelonistas alucinar en colores.

Todo lo inició Cillessen con un pase espectacular 

Pero todo ello no habría sido posible sin la enésima asistencia de Jasper Cillessen desde su portería. El holandés clavó otro pase de sesenta metros para Jordi Alba, que penetró por el costado izquierdo. Vio al de Rosario en el medio, no dudó en darle la pelota y todo lo demás es historia pura ya para el Barça.

Son ya 26 los goles que Messi le ha anotado al Atlético desde que está en el primer equipo del FC Barcelona. Uno de sus equipos favoritos y ante el que siempre se luce, pues haya rabia o no la magia siempre aparece.