Leo Messi es un futbolista único, irrepetible, especial, genuino, mágico. Utilicen el adjetivo que consideren más preciso para calificarle. Pero para los rivales solo hay un concepto que le vincula: peligro. Las defensas saben que cuando él tiene el balón hay peligro. ¿Dónde? ¿Por dónde? ¿Cómo? Es imprevisible e impredecible. Pero sabes que te la va a hacer.

Messi es capaz de seguir asombrando diez años después. Define como siempre y los regates son los de casi siempre, pero nadie es capaz de detener al argentino. Pícaro como pocos futbolistas antes, su presencia en el campo es una amenaza constante para el rival. Qué se lo digan al Atlético, el próximo rival azulgrana, que ha encajado 27 goles ya del astro argentino.

A Messi no se le da nada mal el conjunto rojiblanco. De hecho, en toda su carrera, solo le ha marcado más goles al Sevilla (29). Sus 27 goles al Atlético son una cifra altísima y demuestran cómo se enchufa cuando juega contra los colchoneros. Se los ha hecho de todos los colores: de falta, de cabeza, de penalti... Simeone es consciente que no se le puede parar: "Solo puedes rezar para que no tenga el día", decía hace un año.

Sin ir más lejos, Messi ha marcado en sus dos últimas visitas al campo del Atlético -en Liga y en Copa-. En febrero de este 2017, en Liga, marcó el gol decisivo en el minuto 86 que le dio los tres puntos al equipo de Luis Enrique. Ahora buscará alargar la buena racha pero en el Wanda, la nueva casa de los rojiblancos.

Aumentar su liderato en el Pichichi

Messi lleva ya 11 goles en la Liga. Nadie es capaz de toserle. Y quiere aumentar su renta el próximo sábado. Sabe que el rival no se lo pondrá fácil, ya que Godín, Filipe Luis y compañía siempre son intensos en su defensa, pero con Leo todo puede ocurrir. El Barcelona quiere sumar los tres puntos para igualar el récord del Tata Martino y, de paso, aumentar la ventaja con el Atlético de Madrid en la tabla -actualmente a seis puntos de los de Valverde-.