Leo Messi fue el protagonista de la Supercopa de España​ desde el punto de vista negativo después de ser expulsado en el descuento de la prórroga. El argentino agredió a Asier Villalibre tras un forcejeo inicial entre ambos y Jesús Gil Manzano decidió mostrarle la roja después de revisar la jugada en la pantalla tras el aviso del VAR. Una acción muy desafortunada por parte de un frustrado Leo que podría acarrearle una dura sanción.

Habrá que ver cuántos partidos le caerán al argentino tras esta expulsión, ya que el colegiado del encuentro no dudó en escribir en el acta después del partido lo que vio. “En el minuto 120 el jugador (10) Messi Cuccittini, Lionel Andres fue expulsado por el siguiente motivo: Golpear a un contrario con el brazo haciendo uso de fuerza excesiva estando el balón en juego pero no a distancia de ser jugado", puso Manzano.

Estas palabras serán las que decidan cuántos encuentros le caen al delantero, que todo apunta que recibirá al menos dos. En estos casos, eso suele ser lo habitual, aunque no se sabrá nada con seguridad hasta dentro de unos días. Sea como sea, la acción es más que reprochable y es natural que reciba un castigo acorde por parte del Comité.

Esta roja es, por cierto, la primera que ve Messi desde que es jugador profesional en el Barcelona. Con la camiseta del conjunto barcelonista, el capitán nunca había sido expulsado, por lo que es sin duda muy sorprendente que perdiera los nervios a estas alturas de su carrera. Con 33 años, el atacante ya sabe por primera vez lo que es marcharse a los vestuarios obligado antes de que termine el choque.

Messi tuvo una noche para olvidar 

Antes de soltar el brazo contra Villalibre poco antes de que se confirmara la derrota del Barça en la final, Leo se había mostrado impotente durante el transcurso del duelo. El seis veces Balón de Oro no tuvo su noche y estuvo incómodo en todo momento ante el Ahletic. Los jugadores rojiblancos le ataron en corto, le hicieron muchas faltas para incomodarle y no le permitieron respirar.

Como resultado de esa presión tan asfixiante por parte de los 'leones', el '10' culé apenas generó peligro en ataque y pasó bastante desapercibido. No logró sentirse importante en ningún momento y pasó sin pena ni gloria por una final de Supercopa que quería llevarse. Su agresión, fruto seguramente de la impotencia de estar perdiendo y no estar dando su mejor nivel, fue el broche de una noche para olvidar.