Apareció el mejor del mundo, el mago, el artista del balompié para poner el empate en el marcador poco antes de concluir el primer tiempo del Sevilla-Barça. Era Lionel Messi (¡quién si no!) el que volvía a agujerear la portería del equipo sevillano después de una grandísima jugada coral por parte de sus compañeros.

En un contragolpe de libro apareció Denis Suárez corriendo veinte metros con la pelota y filtrando un gran pase en profundidad para Neymar Júnior. El brasileño se tiró a la izquierda para dejar el espacio perfecto en la frontal del área donde se coló su compañero y amigo Leo Messi.

El balón le llegó raso y perfecto para que al primer toque, el genio rosarino lo clavase rozando el palo derecho de Sergio Rico. Imparable era el chut que se convertía en el gol número 27 de Lio al equipo andaluz. Sin duda alguna su víctima favorita.

Pero no sólo eso sino que también era el gol número 500 del argentino con la camiseta azulgrana en partidos oficiales y amistosos. Histórico Leo que vuelve a dejar a impronta de su nombre en un nuevo hito que muy difícilmente lo podrá igualar otro jugador en el futuro.