La Argentina de Leo Messi volvió a estrellarse en una final. En esta ocasión, y al igual que en la última final de la Copa América disputada en Santiago, la albiceleste calló con idéntico resultado frente a la Chile de Claudio Bravo tras haber merecido durante los 120 minutos precedentes la victoria. Otra vez una tanda de penaltis les privaban de hacer historia y acabar con la sequía de un país que lleva 26 años sin conocer la victoria.

Todo comenzó con un encuentro en el que Argentina llevó la batuta desde el principio. Con Leo Messi muy cubierto por la defensa rival (que se dedicó a inflarle a patadas), la albiceleste avisó en el primero minuto con un chut de Éver Banega que acababa atajando Claudio Bravo. El cancerbero se convirtió en el héroe de la noche salvando todo lo que le llegaba.

Por su parte, el ataque chileno permaneció impoluto durante más de 78 minutos, los que tardaron en llegar a la puerta rival y hacer su primer chut del encuentro, por mediación de Vargas. Antes, en el minuto 28, Marcelo Díaz se iba expulsado por parte de Chile tras dos agresivas faltas consecutivas sobre Leo. Quince minutos después sería Maros Rojo el que por una rigurosísima roja directa tendría que dejar el verde.

Una acción que hico a Mascherano retrasar su posición y colocarse en el centro de la zaga, acabando con el monopolio de la pelota de los suyos para beneficio chileno. Los argentinos volvieron a quedarse sin marcar por tercera final consecutiva y Gonzalo Higuaín volvía a fallar lo infallable tras un error del medio Gary Medel. Tras tres chutos de Agüero, Banega y Messi en la prórroga Bravo se desquitaba con paradas y hacía llegar a los suyos a la fatídica tanda.

Una tanda de penaltis donde Arturo Vidal fallaba el primero tras atajar Sergio Romero pero Leo Messi hacía lo mismo con su tiro, enviándolo alto. Lucas Biglia falló el último lanzamiento, o paró Bravo, y Francisco Silva acertó entre los tres palos para hacer a los suyos repetir entorchado.