A lo largo del partido del pasado domingo que enfrentaba al FC Barcelona al Sevilla FC en el estadio del Ramón Sánchez-Pizjuán, la afición local comenzó a "calentarse" según pasaban los minutos y los suyos perdían el encuentro. Fue sobre todo en el segundo tiempo cuando comenzaron a aparecer graves insultos desde la grada dirigidos para los delantero azulgranas Luis Suárez y Leo Messi.

Mientras el argentino tenía que escuchar el ya rancio "Hacienda somos todos, Messi paga ya", al de Salto le tocaba aguantas otro cántico no menos original: "uruguayo, hijo de puta". Algo que si bien no supuso nada en el diez, sí que acabó despertando la ira de un Suárez que, lejos de cerrar la polémica una vez se acabó el partido, prefirió responder ante los medios de comunicación después de la lamentable actuación de parte de la afición sevillista.

"Yo juego al fútbol. Ellos, en vez venir a ver el espectáculo, hacen el espectáculo. Pero los protagonistas somos nosotros, no ellos", afirmó sin titubeos el atacante al terminar el encuentro que los suyos vencieron por cero a dos. El goleador, que tras anotar su tanto miró desafiante al sector más ofensivo del estadio, se habiendose cobrado la mejor de las venganzas.

Y a pesar de todo esto y de que los insultos fueron claros y sentidos desde el campo y en la propia televisión, el colegiado del encuentro no reflejó absolutamente nada en el acta arbitral. No se sabe muy bien por qué, pero Jesus Gil Manzano prefirió hacerse el sordo y el complice de ese sector de hinchas que atacaron verbalmente a los azulgranas.