Leo Messi partió este sábado en la noche (hora española) rumbo a su casa, Barcelona. El crack argentino se fue de la concentración argentina después de una sesión de recuperación en las instalaciones de la AFA junto al resto de sus compañeros. Quizás dándoles las últimas consignas como capitán, el diez blaugrana se despidió de los suyos en Ezeiza antes de emprender el viaje de vuelta.

Ya se sabía que el atacante no jugaría el partido frente a Venezuela después de que "patón" Bauza forzase la máquina ante Uruguay y lo mantuviese sobre el verde los 90 minutos de partido. Un exceso que va a pagar caro el técnico, que no lo tendrá para el próximo encuentro, el propio jugador que está extremadamente dolorido y no podrá ayudar a su país, y el FC Barcelona, pues la presencia de Leo ante el Alavés el próximo sábado corre peligro.

A pesar de ello, los servicios médicos esperaron al atacante con los brazos abiertos dado que llega con bastantes días para poder recuperarse de esos problemas en el pubis y en el abductor. Desde el cuadro azulgrana, aseguran diferentes fuentes, no están nerviosos ante las condiciones que pueda llegar el crack tras haber hablado con él.

Al Barça le espera un mes de septiembre que ya comienza a estar cargado de partidos, con encuentros entre semana (Liga y Champions) que exigirá lo mejor a los de Luis Enrique y no les darán tregua. Por todo ello habrá que ver si lo mejor para el rosarino es que descanse y no juegue, aunque su afán por querer estar siempre en el campo no desaparecerá nunca.