Ousmane Dembélé llegó al FC Barcelona en el verano de 2017 con la vitola de ser uno de los jóvenes con más proyección del mundo. Su precio, más de 100 millones de euros, pesó demasiado desde su fichaje por el Barça, y nadie ha dejado de recordárselo desde su llegada al club. Esta campaña cumplirá su tercer año en Can Barça y todavía no ha logrado justificar la millonada que costó.

El francés tiene cualidades de sobra para triunfar en el Barcelona y convertirse en uno de los mejores del mundo en su posición. Es tremendamente veloz, tiene desborde, es totalmente ambidiestro y tiene llegada desde atrás. Pero en su contra está que sigue siendo demasiado irregular en su juego y se precipita demasiado en todas sus acciones, algo que le hace perder demasiados balones.

Pero más allá de sus contras cuando se viste de corto, el principal problema del '11' son sus habituales problemas físicos que le impiden jugar con regularidad. Desde que llegó al Barça​ se ha lesionado ocho veces y se ha perdido más de 40 partidos. Es un dato muy preocupante y que contrasta especialmente con su estancia en Dortmund, durante la cual apenas se lesionó.

En el Barça empiezan a estar hartos de él y de su aparente actitud poco profesional. Contra el Athletic se lesionó y ocultó sus problemas físicos dos días y contra el Villarreal se tocó el muslo varias veces. Días más tarde se anunció su baja en Getafe por problemas en el muslo. En el Barça no saben si esto está relacionado, pero tras los antecedentes del galo, hay serias sospechas de que podría haber vuelto a ocultar sus dolencias.

La competencia debe ser un aliciente

En el club ya no van a pasarle ni una al extremo y parece que los aficionados tampoco. Dembélé ya es sospechoso de todo y solo él puede hacer que la gente vuelva a creer en sus posibilidades. Esta temporada podría ser su última como azulgrana como no despunte y sea importante en la delantera. La llegada de Griezamann y la irrupción de Ansu Fati podrían ser un aliciente para que de un paso al frente.

El ex del Atlético ocupará este curso su posición en la izquierda, mientras que Ansu se está ganando sus minutos a base de goles y partidazos. Dembélé tiene que dar un golpe de la mesa cuando se recupere y demostrar que sí vale los más de 100 'kilos' que se pagaron por él. Tiene el potencial para demostrarlo, pero debe trabajar y cuidarse más para que todos recuperen la confianza que han perdido con él.