Tras cumplir los 30 años de edad y haber demostrado estar en un momento de madurez perfecto, Gerard Piqué es a día de hoy uno de los grandes líderes de este FC Barcelona. Sus compañeros van a muerte con él y la afición ve en su figura la personificación del hincha sobre los terrenos de juego. Marcando los tempos siempre adecuados en los medios de comunicación, sobre el verde es un estímulo para sus compañeros y también para sus hinchas.

Pues eso se pudo ver en el duelo ante el Atlético de Madrid. Los azulgranas pasaron una primera media hora difícil, de mal juego. Se recuperaron, anotaron un gol tranquilizador y pudieron hacer más. Hasta ahí, la afición estuvo a muerte con los suyos. Sin embargo, la expulsión de Sergi Roberto y el paso hacia atrás del equipo les dejó helados.

No dejaron de aplaudir y de presionar, eso está claro, pero no con el mismo fervor que antes. Hasta que Gerard Piqué se levantó como un resorte tras la expulsión de Carrasco por parte del Atleti. Eso hizo que se dirigiera a la afición y, levantando los brazos, les pidiera que diesen a sus compañeros las energías que les comenzaban a faltar tras el exhaustivo trabajo. 

El Camp Nou se alzó ante Gerard Piqué

Y el público respondió. Se vinieron arriba, levantándose de los asientos y, contagiados por el espíritu imperecedero de Piqué, volvieron a hacer del Camp Nou una caldera. Todo gracias a un hombre que ya ejerce de todo, incluso del presidente que alguna vez será de la entidad culé.