Llegaban con muy poco en juego al Camp Nou, pero FC Barcelona y Real Madrid demostraron que necesitan pocas chispas para prender la llama de su rivalidad. El último Clásico fue especialmente caliente sobre el césped, aunque parece ser que lejos de él no hay enfrentamientos. La tensión siempre se queda a un lado.

Así lo han demostrado tres de los protagonistas del encuentro del pasado domingo, y es que Gerard Piqué, Lucas Vázquez y Marco Asensio han coincidido en las instalaciones de la Caja Mágica para presenciar un partido del Masters de Madrid de tenis. Había mucha expectación por ver el duelo entre Rafa Nadal y Dominic Thiem, y ni siquiera los futbolistas se lo han querido perder.

Lo que ya no resulta curioso es que los tres hayan compartido confidencias, sonrisas y carcajadas, especialmente el catalán y el gallego, que se sentaban uno al lado del otro. Sus convocatorias con la selección española son habituales, pero después de cruzarse durante varias temporadas, también guardan una buena amistad.

El propio Piqué ha afirmado en alguna ocasión que sus conversaciones son habituales a través de las redes sociales o los grupos de Whatsapp, en los que vuelan puyas, 'dardos' y cachondeos de todo tipo. A cada uno le toca presumir de lo suyo, pero la relación es mucho más sana de lo que se ha dejado ver en los últimos días.

El Barça quiere rematar al Madrid antes del Mundial

Aunque la rivalidad no impide que todos mantengan una relación cordial, está claro que cuando se visten de corto no hay amigos, y en el vestuario del Barça hay todavía algunos objetivos que pueden dejar en mal lugar al Real Madrid. Los catalanes buscarán hasta la última jornada alcanzar su récord de ventaja sobre los 'merengues' en LaLiga, recuperando un golpe que puede ser histórico.

El deseo, además, es que, si puede ser, haya debacle madridista en Kiev, ya que si la Champions no acaba en las vitrinas del Santiago Bernabéu habrá un alivio generalizado en la Ciudad Condal. Unos viven de los otros y los otros viven de unos, pero no hay ninguna duda de que los adversarios se les deben dar las ventajas justas. Por mucho que sean amigos.