Miralem Pjanic está siendo seguramente el gran fiasco del FC Barcelona esta temporada. El bosnio llegó este pasado verano por Arthur Melo para darle solidez, equilibrio, llegada y un plus de talento y competitividad al centro del campo culé, pero hasta el momento no ha conseguido encontrar su sitio. El de Tuzla sigue sin tener la plena confianza de Ronald Koeman y tampoco ha hecho méritos suficientes como para ganársela.

Este domingo, ante el Real Betis, el ex de la Juventus de Turín fue titular por segunda vez consecutiva en lo que va de Liga, llegando a su quinta titularidad en total a lo largo del campeonato. Una nueva oportunidad para demostrarle a su entrenador que se equivoca no contando más con él. Por desgracia, lo único que hizo fue aumentar las sospechas del holandés con respecto a su encaje en este Barça.

El balcánico no encontró su lugar en el terreno de juego en ningún momento y fue uno de los más flojos del conjunto blaugrana en el Benito Villamarín. Con Sergio Busquets en el campo, el ex bianconero tuvo que jugar en el interior derecho, con Riqui Puig en el izquierdo. Una posición en la que viene siendo habitual que juegue, pero que no encaja con sus características ni con el rol que llevaba años desempeñando en Turín.

El de Tuzla fue mediapunta en sus orígenes, pero poco a poco fue retrasando su posición hasta convertirse en el mediocentro de la Juve. En la 'Vecchia Signora', Miralem era el catalizador del juego juventino, ya fuera como único mediocentro o en un doble pivote en el que él jugaba algo más retrasado. Pero en Barcelona prácticamente no ha jugado nunca en ese lugar, ya que Koeman ha dejado claro que prefiere a Busquets o a Frenkie de Jong en ese puesto.

Como interior, Pjanic no termina de sentirse cómodo, tal y como volvió a demostrar en Sevilla. El bosnio lo intentó y no se le puede reprochar absolutamente nada a nivel de carácter o ganas, pero estuvo demasiado impreciso y no mejoró al Barça en ningún momento. Buscó pases al hueco siempre que pudo, algo que se le da muy bien, pero ni siquiera así dejó su huella en el choque. Por este motivo, el técnico culé no dudó en sustituirle antes de la hora de partido.

Pjanic vio la remontada del Barça desde la grada

Koeman vio que con el '8' en el campo el juego del Barcelona no iba a ir a más y en el minuto 57 le mandó al banquillo junto a Riqui para dar entrada a Leo Messi y a Francisco Trincao. Los cambios le sentaron muy bien a los barcelonistas, que mejoraron su juego y que terminaron dándole la vuelta al resultado precisamente con goles del argentino y el portugués. Mientras, Pjanic lo vio desde la grada, pensando quizás en esta nueva oportunidad desperdiciada.