Una vez más, Luis Suárez volvió a estar desacertado de cara a la portería rival. El delantero uruguayo del FC Barcelona está acrecentando su ansiedad goleadora a cada partido que pasa, con cada actuación desafortunada, pero la realidad es que no se le puede tirar nada en cara.

Contra Olympiacos, Luis Suárez volvió a luchar por cada balón y lo intentó de todas las maneras posibles: a bocajarro, desde fuera del área, de chilena e incluso con una vaselina que tocó el travesaño y se marchó fuera. No pudo marcar de ninguna forma, y acrecenta la sombría estadística que dice que no marca fuera de casa en Champions League desde 2015.

Nada normal para uno de los mejores arietes del mundo, que en este comienzo de temporada 2017-18 no está nada cómodo. No sólo por sus reiteradas molestias en la rodilla, sino también por el nuevo sistema de Valverde en el que, sin Neymar Jr, el FC Barcelona juega con un flanco de ataque mucho más centrado, sin espacios para que Luis Suárez se mueva con libertad.

El charrúa no ha logrado adaptarse todavía al sistema del 'Txingurri', y prueba de ello es que tan sólo ha marcado tres goles en lo que va de temporada 2017-18, cifras muy pobres para un delanrtero que desde que aterrizó en el Barça siempre ha visto portería con facilidad, a excepción de sus dos primeros meses con la elástica azulgrana.

Luis Suárez, obligado a ponerse las pilas

Nadie duda que pronto volverá a iniciar una racha goleadora y dejará atrás las preocupaciones y los dolores de cabeza, pero lo cierto es que a día de hoy Suárez está muy agobiado. Es consciente de que Leo Messi no puede llevar él solo todo el peso goleador del equipo, así que tendrá que ponerse las pilas para, en un partido u otro, reencontrarse consigo mismo y empezar a imponer su autoridad en el área. Sabe hacerlo, y tarde o temprano lo hará.