El FC Barcelona está trabajando en una reducción en los emolumentos de Sergio Busquets, con el motivo de aligerar la carga salarial de la plantilla y así tener margen para inscribir a las nuevas incorporaciones. El jugador, al igual que Gerard Piqué, está de acuerdo en ayudar al club con la condición de que esto no le haga perder dinero sobre lo que tiene estipulado en su contrato.

Ya en el pasado se mostró abierto a rebajar su sueldo por la crisis de la pandemia, aceptando el llamado del club por un 12% y renunciando a las variables por objetivos. Esta campaña 2022/23 también está dispuesto a ganar menos para beneficiar a la entidad pero bajo la promesa de que lo recuperará más adelante. Esto crea una encrucijada tanto para el capitán como para el Barça.

Y es que el vínculo del centrocampista finaliza en verano de 2023, justo cuando desea aterrizar en la MLS para disputar los últimos años de su carrera. Sin embargo, la oferta que le ha hecho el Barcelona para diferir su salario se basa en que continúe en la disciplina culé por un año más y así poder articular todo. Con esto sobre la mesa, lo que querría 'Busi' es que el club le garantice su salida en 2023 en caso de que así lo desee.

La raíz del problema

El obstáculo radica en que sería complicado a nivel formal asegurarse esa garantía de salida en un año que se difiere salario para la próxima temporada. Esto genera incertidumbre entre los abogados del futbolista, primero por las dudas sobre si la patronal de LaLiga aceptará esa vía y también si a nivel fiscal podrían generarse problemas si decide no jugar a partir de julio.

De momento, la dirección deportiva está trabajando para estructurar una fórmula viable y sin tantas complicaciones que beneficien a todas las partes. Las condiciones no cuadran con lo que espera Josep Maria Orobitg, agente del jugador, por lo que todo se mantiene en 'stand by' en unas negociaciones que podrían comprometer el plan de vida que tenía el '5' hasta hace poco.