El FC Barcelona ha emprendido una peligrosa ruta en este tramo final de la temporada y se ha alejado, totalmente, a la idea de equipo compacto que habían dejado en los meses de febrero y marzo. El conjunto azulgrana, que venía siendo regular, reconocible y con mucha pólvora, se ha quedado sin gasolina y vive de la épica... pero incluso eso parece insuficiente. 

Funcionó contra el Levante y maquilló el resultado contra el Eintracht de Frankfurt en el Camp Nou, pero es una dinánima tan peligrosa como impredecible y que deja claro que al equipo le sobran las carencias y le sobran las dudas. Del Barça que se volcaba al ataque y generaba ocasiones claras desde la creación en zona de tres cuartos parece no haber rastros. 

Ha sido todo lo contrario y los de Xavi han replicado la 'técnica' de Ronald Koeman de buscar colgar centros al área para encontrar el gol como única vía de ataque 'predominante'. La figura de Luuk de Jong ha pasado a ser casi protagonista en los últimos minutos y la ovación que recibió en el Camp Nou fue gran prueba de ello. 

Los minutos finales son de locura

Ante el Rayo, el Barçadejó la sensación que salió a buscar el partido (y la victoria) cuando el partido estaba a punto de acabar, como pasó en Valencia, contra el Cádiz, Frankfurt... Con una seguidilla de ocasiones que milagrosamente no se colaron en el área de Stole Dimitrievski, pero que estuvieron cerca más por fe e insistencia que por calidad. 

En el descuento (de once minutos), el Barça fabricó cinco ocasiones claras que pudieron fácilmente colarse en la red del Rayo: Adama Traoré tuvo una clarísima con un remate que detuvo el guardameta franjirrojo y después fue Dembélé, con hasta tres oportunidades: primero con un chut que entre Dimitrievski y el palo sacaron, otro remate que se marchó fuera y la última, con un remate que un defensor del Rayo sacó en la línea.