Fueron diez minutos en los que el FC Barcelona pudo haber tirado prácticamente todo el partido y el trabajo realizado días atrás. Concretamente, del 23 del primer tiempo al 33, los azulgranas vivieron su particular "Día de la marmota" y volvieron a repetir el ridículo de la pasada temporada ante los gallegos y en este mismo escenario. Si bien el hombre es el animal que cae dos veces en la misma piedra, el Barça tiene mucho de humano.

Los tres goles encajados llegaron tras fallos en ataque o en la salida de la pelota del Barça. Sobre todo, Sergio Busquets se mostró especialmente "fallón" en dos jugadas que supusieron el primer y segundo tanto de los locales. Ya lo avisó Berizzo en la rueda de prensa, "vamos a atacar el corazón del Barça", y ese no era, ni más ni menos, que el mediocentro de Badía.

Todo comenzó con el tanto de Pione Sisto, un gol que llegó después de una pérdida de balón tras un pase de Ter Stegen que Busquets no consiguió controlar. El pase no era preciso, y la presión del Celta terminó con el gol de Sisto, con un disparo cruzado y raso.

Tardarían nueve minutos para volver a plantarse los celtiñas en el área blaugrana gracias a otro error. Nuevamente Busquets fallaba en el centro del campo permitiendo el contragolpe del Celta, definido a la perfección por Aspas, con un disparo cruzado y raso que no  pudo detener Ter Stegen.

Un minuto después de ese gol llegaría la "puntilla" de Jeremy Mathieu en propia puerta. Se repetía la pesadilla para el Barça en Balaídos. Esta vez era Arda el que la perdía ante la presión del Celta, y la diana la efectuaba el zaguero francés al tratar de evitar un remate de Aspas a centro raso de Wass desde la derecha.