Esta vez las decisiones de Mateu Lahoz no fueron lo suficientemente drásticas como para dejar al FC Barcelona sin título de Liga BBVA 2015-16 contra el Real Betis, aunque el colegiado valenciano sí protagonizó alguna, en el Benito Villamarín, en la que quedó reflejado que el arbitraje español necesita una seria remodelación de cara al futuro, tanto a nivel normativo como de calidad arbitral.

Y es que no puede ser que, en el fútbol de máximo nivel, se condenen igual o más las protestas que el juego duro y violento, algo que sucedió este pasado sábado durante el Betis-FC Barcelona disputado en el Benito Villamarín. Y es que el astro argentino del Barça, Leo Messi, protestó levemente y con la boca tapada, en la primera mitad, una acción que le acababa de costar a Gerard Piqué la -dudosa- tarjeta amarilla.

El árbitro del encuentro Mateu Lahoz, sin miramientos y mostrando una muy poca predisposición a intercambiar impresiones profesionalmente con uno de los jugadores del partido, decidió cortar las protestas de Messi de raíz mostrándole también la cartulina. Dos amonestaciones de una tacada, y el Barça que quedaba marcado de cara a la segunda mitad.

Lo más esperpéntico, sin embargo, es que jugadores manifiestamente agresivos y poco profesionales como Dani Ceballos, quien pisó el tobillo a Gerard Piqué en la primera y segunda mitad, no vieron tarjeta o la vieron casi al final del encuentro.

Mateu Lahoz, en cualquier caso, no tuvo muchas ganas de dar explicaciones en el acta arbitral al respecto del motivo de la tarjeta de Messi: "en el minuto 23 el jugador (10) Messi Cuccittini, Lionel Andres fue amonestado por el siguiente motivo: Protestar una decisión mía", redactó el colegiado.

Más claro el agua. Por contra, la mayoría de las duras entradas que recibió el astro argentino a lo largo del encuentro quedaron impunes. Injusticia arbitral, sin duda, y falta de protección a las estrellas que dan brillo a la Liga BBVA.