Del partido del FC Barcelona en el Santiago Bernabéu se pueden rescatar pocas cosas: el ímpetu de los jugadores, los brillos y las ocasiones individuales. El equipo entrenado por Xavi Hernández no estuvo nada acertado en el campo del Real Madrid, pero en el tramo final hizo méritos para intentar buscar el empate. Gran responsabilidad de ello, en cualquier caso, fue el aporte de los jugadores que entraron desde el banquillo.

Gavi fue uno de esos futbolistas. Sorpresivamente, el entrenador egarense apostó por Frenkie de Jong (hasta ahora poco utilizado) en la medular junto a Sergio Busquets y Pedri González, dejando en el banquillo a un Gavi que lo había jugado prácticamente todo en esta temporada. Finalmente, ingresó en la segunda parte para reemplazar a Sergio Busquets. 

Frenkie pasó a jugar de mediocentro y Gavi como uno de los interiores. La apuesta funcionó, a medias, porque el sevillano siempre aporta dinamismo al equipo y es un futbolista que no se esconde. Para bien y para mal. Mostró intensidad y se posicionó como uno de los jugadores que más se 'entrega' en el terreno de juego, aunque eso le costó una cartulina amarilla. 

Y es que no es un secreto para nadie que Gavi, en muchas oportunidades, va muy fuerte al corte y peca por cometer muchas faltas. Contra el Real Madrid no fue diferente. En el 81' tuvo una entrada muy fuerte sobre Aurelién Tchouaméni, por debajo, con la pierna muy arriba. Sánchez Martínez no dudó en mostrarle la cartulina, porque antes ya había dejado varias faltas. 

Recuperación para el gol de Ferran

El único tanto de la tarde para el Barça nació de una recuperación de Gavi, aunque todo el mérito fue para Ansu Fati, que se inventó una jugada sensacional para irse de los jugadores del Real Madrid, se internó en el área y centró para que Ferran Torres, solo en el segundo palo ante el despiste de Mendy, empujara el balón a la portería para el 2-1.