El FC Barcelona volvió a sufrir el juego duro del Getafe (3-0) en el Estadi Johan Cruyff. El equipo de José Bordalás, fiel a su estilo contundente, renunció al balón y se dedicó a frenar el ataque azulgrana con una decena de faltas en la primera mitad. En ese contexto, Raphinha se convirtió en protagonista negativo tras ver una amarilla en el minuto 32 y rozar la expulsión poco antes del descanso.
La primera amonestación llegó por un error infantil: servir un balón sin esperar a que el árbitro colocase la barrera rival. Después, en una jugada bronca con Diego Rico, el brasileño estuvo al límite de la segunda amarilla. El lateral del Getafe terminó en el suelo fingiendo una agresión y De Burgos Bengoetxea, muy cerca de la acción, dejó en vilo al banquillo culé.
El empujón de Raphinha por el que el Getafe pidió su segunda tarjeta amarilla y expulsión:
La reacción inmediata de Hansi Flick
Hansi Flick, consciente del riesgo, no dudó en actuar al descanso. El técnico alemán retiró a Raphinha y dio entrada a Rashford, que había comenzado el partido en el banquillo por un castigo disciplinario tras llegar tarde a la charla matinal. La decisión evitó un posible contratiempo mayor y permitió al Barça mantener el control del partido.
El ex del Manchester United fue clave para dar aire fresco al ataque. Su entrada ofreció velocidad y presencia ofensiva, equilibrando la intensidad del Getafe y ayudando a que el equipo azulgrana no perdiera solidez en la segunda parte.
Déjà vu para Raphinha ante el Getafe
El extremo de Porto Alegre ya vivió una situación similar hace dos temporadas en el Coliseum Alfonso Pérez, donde fue expulsado también por caer en las provocaciones del cuadro azulón. Este nuevo episodio refleja la dificultad del brasileño para controlar su ímpetu frente a un estilo de juego que prioriza la interrupción constante y la confrontación física.
La afición culé no pasó por alto el detalle. Muchos recuerdan que Raphinha es uno de los jugadores más críticos con la filosofía de Bordalás, a la que considera antideportiva. Sin embargo, volvió a dejarse llevar por la tensión en lugar de centrarse en aportar desequilibrio por banda.
Los “bad boys” del Getafe vuelven a escena
El equipo madrileño volvió a exhibir su cara más áspera: diez faltas en apenas 45 minutos, interrupciones constantes y protestas a cada decisión arbitral. Bordalás se mostró fiel a su manual, consciente de que incomodar al Barça pasa por romper su ritmo.
La estrategia, aunque criticada, dio frutos en la primera mitad, obligando al club catalán a lidiar más con el ambiente bronco que con el balón. Jules Koundé fue uno de los más afectados, tras una dura entrada que provocó un rifirrafe generalizado. Ahí, Raphinha volvió a exponerse innecesariamente al enfrentarse con Rico, lo que motivó la reacción inmediata de Flick.
Disciplina Flick y mirada al futuro
El cambio táctico de Hansi Flick no solo protegió al Barça de quedarse con diez jugadores ante el Getafe, sino que además envió un mensaje claro: en este equipo nadie está por encima de la disciplina. La suplencia inicial de Rashford fue el ejemplo más evidente, ya que el alemán no dudó en apartar al héroe de Newcastle por una cuestión de puntualidad.
Con la vista puesta en el próximo compromiso frente al Real Oviedo, el técnico alemán sabe que necesita a todos sus hombres disponibles. Evitar sanciones innecesarias y gestionar los minutos de sus figuras es clave para afrontar un calendario que incluye doble jornada liguera y el inminente choque ante el PSG en Champions.
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