Llegaba el Atlético de Madrid con aires de favorito a su duelo con el Rayo Vallecano, pero a punto estuvo de pagar con otro tropiezo un compromiso que se tornó en victoria por escasos detalles. Los hombres del Cholo Simeone avisaron en el inicio del enfrentamiento pero dejaron crecer a los de Michel, que se estrellaron en Jan Oblak hasta que un tanto afortunado de Antoine Griezmann desequilibró la balanza. Los 'colchoneros' no quieren perder el tren de LaLiga.

En el arranque del encuentro no tardó en lanzar una advertencia muy seria Saúl, que estuvo a punto de anotar en una de las primeras ocasiones peligrosas. Griezmann puso un buen centro al área y el centrocampista ilicitano se anticipó a Alejandro Gálvez, conectando un testarazo que se marchó muy cerca de la portería defendida por Stole Dimitrievski.

En medio de algunas imprecisiones eran los visitantes los que se dejaban notar, aunque esto no intimidó a unos locales que mejoraron con el paso de los minutos. Primero a la contra y algunas veces con el balón, los franjirrojos le tomaron el pulso al partido, y empezaron a visitar con más frecuencia las inmediaciones de la zona de castigo de su adversario.

En el tramo final del primer tiempo se impusieron los rayistas, gracias, sobre todo, al empuje de Raúl de Tomás y Adrián Embarba. El primero tuvo algunas oportunidades y sirvió dos buenas para su compañero, cuyos disparos acabaron desactivados por un imperturbable Jan Oblak. La respuesta atlética fue escasa, con un centro de Griezmann que se paseó por el área pequeña y no pudo concretar Diego Godín.

El Rayo perdona y Griezmann sentencia

No cambio demasiado el guion en la reanudación, en la que escaseaban las ocasiones rojiblancas y volvía a liderar De Tomás la ofensiva de los de casa. El punta perdonó y su equipo lo acabó pagando, porque quien no falló fue un Antoine Griezmann al que le valió con media ocasión para estrenar las redes en un enfrentamiento muy parejo.

Un envío desde la izquierda no lo pudo despejar Abdoulaye Ba, que permitió a Álvaro Morata cubrir el cuero dentro del área y servirlo para el galo. El punta conectó como pudo un tiro a bocajarro, que tocó en Jordi Amat e hizo imposible la reacción de Dimitrievski. En una jugada cambió todo el duelo, porque las penas se acumularon para el Rayo y la alegría inundó al Atlético.

Quedaba un cuarto de hora por jugarse y lo intentaron los de Michel, pero la defensa rival se cerró y no hubo nada que hacer. Morata no alcanzó a sentenciar pero no hizo falta, porque los 'colchoneros' olvidaron dos derrotas consecutivas con un triunfo que sabe a gloria, y que con sufrimiento y fiabilidad les deja metidos de lleno en la carrera por LaLiga.