A punto de darse el sorpresón este miércoles en la primera jornada de la UEFA Champions League 2016-2017. El Real Madrid estuvo a punto de caer en su casa por cero goles a uno frente a la cenicienta de su grupo, un Sporting de Lisboa que cortocircuiteó todos los chips de un conjunto merengue que cada vez da más la sensación de castillo de naipes a punto de caerse. Sólo Cristiano Ronaldo pudo salvar a los suyos con un golazo de falta y después Álvaro Morata llevó la épica al luminoso.

Quizás este golpe ante los portugueses habría podido cimbrear algo la temporada que le espera a un Zinedine Zidane que no supo plantear el encuentro ante los portugueses, muy serios y peligrosos con la pelota en sus piernas. Los blancos estuvieron contra las cuerdas durante los noventa minutos tras el gol al comienzo del primer tiempo de Bruno César. Un tanto que hacía justicia a lo ofrecido por ambos conjuntos sobre el verde.

Era el delantero Bas Dost el que se marchaba de dos rivales y cedía a Bruno, quien batía a Kiko Casilla con un zurdazo imposible. Ese gol hacía felices a los más de cuatro mil portugueses de la grada y ponía de los nervios a los madridistas, que incluso llegaron a silbar a los suyos en diferentes momentos del encuentro.

Una impaciencia que se rompió (un poco) con el golazo de falta de Cristiano Ronaldo que cinco minutos antes había fallado de forma clamorosa una ocasión solo ante el cancerbero rival. Fue sólo tras el gol cuando los blancos fueron realmente a por el partido pero a punto estuvieron de no poder darle otra dentellada a la defensa rival. Cuando todo indicaba que así acabarían las cosas, un centro desde la izquierda de James Rodríguez sobre la cabeza de Álvaro Morata llevaba el delirio a la grada. Tres puntos conseguidos en el último minuto y salvados, nuevamente, por las individualidades. Habrá que ver qué pasa cuando estas no actúen...