Después de ocho jornadas en LaLiga y dos de Champions, el Real Madrid de Zidane no está al nivel esperado. Más o menos en resultados -aunque en la competición doméstica ya están a cinco puntos del Barça-, pero no en sensaciones. Aquella versión vista en la Supercopa de España queda ya muy lejos.

Aquel Madrid era una máquina casi perfecta. Físicamente, un bloque imparable. Una medular dominante, un ataque letal. Todas las piezas funcionaban al máximo nivel y Asensio se destapaba como el posible líder del proyecto del técnico francés, que hasta ahora parecía inalterable porque todo iba sobre ruedas.

Pero el inicio de curso del Madrid ha destapado las carencias del equipo. Sin Morata falta un delantero suplente que pueda desatascar partidos y la sanción de Cristiano no ha servido para que Bale o Benzema dieran un paso al frente. En la medular también hay menos cohesión y la defensa traga más de lo habitual.

Los datos no fallan. Dos empates y una derrota en el Bernabéu son registros poco habituales. También que ya hayan recibido siete goles y solo hayan marcado quince. No hay tanta efectividad, y eso que en muchos partidos han tenido claras oportunidades para marcar. Benzema, muy errático. 

El Tottenham, una amenaza

El Madrid jugará este martes contra el Tottenham de Pochettino un partido de Champions realmente complicado. Los ingleses son un bloque bien trabajado, con jugadores desequilibrantes -Kane, Dele Alli, Eriksen...- y un estilo de juego que puede poner en apuros a los de Zidane. En Getafe se vio un equipo plano y sin ideas. Salvo Isco, los demás están por debajo de su nivel. Veremos qué ocurre, pero este Madrid no asusta tanto como hace dos meses.