Los meses de parón por el coronavirus han sido duros, pero el Real Madrid ha vuelto al trabajo motivado por la lucha por los títulos. En el Santiago Bernabéu confían en aprovechar junio, julio y agosto para dar la vuelta a una situación que de momento les mantiene en jaque, porque el confinamiento llegó cuando se encontraban por detrás del FC Barcelona en LaLiga y con un cruce de Champions League en el que el Manchester City se llevó la primera victoria.

En la recta final de una peculiar y esperada 'pretemporada', una imagen del entrenamiento de este viernes se ha convertido en viral por otro controvertido gesto de Gareth Bale. El de Cardiff posó junto a sus compañeros en una divertida fotografía, pero mientras Luka Modric, Thibaut Courtois, Marcelo, Brahim Díaz, y Éder Militao se decantaron por posturas totalmente 'inofensivas', él se colocó como si estuviera jugando a golf.

El galés ha reconocido en innumerables ocasiones que esta es una de sus pasiones, pero el problema es que su caso viene de largo. Aunque como él mismo ha defendido, no hay pruebas de que las dos cuestiones estén relacionadas, a los 'merengues' les mosquea que con su extenso currículum de lesiones se desgaste dedicándose a otro deporte. Ni las críticas por bajo rendimiento y falta de compromiso parecen inquietarle.

Estos mismos 'guiños' ya provocaron un incendio en la capital en noviembre de 2019, cuando el crack se rio de los blancos sin esconderse siquiera. Tras varias semanas de polémicas, celebró la clasificación de su selección para la Eurocopa con una bandera que le dieron sus seguidores y en la que se podía leer, "Gales. Golf. Real Madrid. En ese orden", una decisión que muchos entendieron como una grave falta de respeto.

Zinedine Zidane está gestionando el asunto con mucha mano izquierda, y se limita a tranquilizar el ambiente cada vez que el humo se asoma al vestuario. Pese a que el marsellés ha llegado a admitir que espera que el delantero se marche más pronto que tarde, ha asegurado que no quiere fijarse en lo extradeportivo y que le considera uno más en la plantilla. Su esperanza, eso sí, pasa por un traspaso inmediato.

Bale está otra vez a la venta

El técnico lleva varios años con Bale en su lista de descartes, y el verano de 2020 no va a ser una excepción. El inconveniente para el Real Madrid, que necesita acelerar su 'operación salida' para poder reinvertir en incorporaciones, es que el ex del Tottenham tiene contrato hasta 2022 y no pretende marcharse. Además, Florentino Pérez ha fijado unas exigencias demasiado altas para poder recuperar parte de los más de 100 millones de euros que pagó a los 'spurs', lo que sumado a un salario de más de 14 'kilos' por temporada le convierten en un problema serio.