El Real Madrid está jugando con fuego en estos primeros meses de la temporada. En primer lugar, perdió la Supercopa de Europa ante el Atlético de Madrid. En LaLiga Santander, la situación no mejoró, acumulando varios tropiezos en partidos asequibles. Tampoco en Champions League donde, pese a darle un repaso a la Roma en el partido inaugural, los blancos perdieron en Rusia contra el CSKA de Moscú.

El vaso se ha acabado de colmar en los dos últimos choques de LaLiga. Antes del parón de selecciones, el conjunto blanco acabó perdiendo en el último minuto ante el Deportivo Alavés en un partido en el que el que los madridistas apenas generaron ocasiones. Mejoró el juego, pero no la suerte ante el Levante en el Santiago Bernabéu, con una nueva derrota.

Muchos son los culpables de esta grave crisis deportiva en el Real Madrid, pero Lopetegui parece llevarse todos los palos. Pese a la marcha de Cristiano Ronaldo, la falta de un fichaje para relevarle y los errores individuales de los jugadores, tirarse encima del técnico vasco parece el blanco más fácil para eludir un problema mayor.

Florentino Pérez ha sido el que le ha dejado un marrón de los que hacen época a Julen Lopetegui. La planificación deportiva ha sido un desastre y, lejos de mejorar una plantilla que ya necesitaba refuerzos pese a ganar la Champions League, se ha empeorado vendiendo al gran líder y goleador de un equipo que encontró el éxito a través de su pegada.

El presidente blanco hizo la guerra por su cuenta y confió en que el proyecto se sostendría solo. Confió en el paso adelante de Asensio para suplir a Cristiano Ronaldo y, lejos de reforzar una defensa y una delantera que lo pedían a gritos, fichó a un portero, teniendo a Keylos Navas, que siempre ha cumplido.

¿Qué entrenador puede solucionar el problema del Real Madrid?

A estas alturas, parece una broma que se acuse a Julen Lopetegui del desastre del Real Madrid en los últimos partidos. Las cartas que le han dado al vasco no son las mismas que le repartieron asus predecesores, como pueden ser Zinedine Zidane o Rafa Benítez. La culpa no es suya, sino de una planificación deportiva que le hizo tragarse el marrón.