El atacante colombiano del Real Madrid, entre la espada y la pared tras ser cazado a 200 kilómetros por hora y ser perseguido por la policía, afirma que no se detuvo ante el coche policial porque se pensaba que se trataba de un secuestro. Se expone a una dura sanción

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El centrocampista del Real Madrid James Rodríguez ha defendido su persecución policial protagonizada el primer día del año 2016 de la manera más ridícula e increible posible. El colombiano, que cuando fue alertado por la policía para reducir su velocidad y ser multado, se puso a 200 kilómetros por hora por la autopista y fue finalmente parado a la llegada a las instalaciones de entrenamiento del Real Madrid en Valdebebas.

Allí los policías, tras acceder al centro formativo, le pidieron explicaciones al futbolista, tal y como explica "El Mundo". Éste en un primer momento dijo que iba rápido para no llegar tarde al entrenamiento. Después cambió la versión y justificó su huida de los agentes de la ley ya que no vio el coche policial y tampoco pudo oir la sirena debido a que llevaba la música muy alta.

Después de todo esto, a James se le ocurrió decir, todo según el citado medio, que al ver que un coche le perseguía pensaba que estaba siendo víctima de un intento de secuestro y que por ello corrió raudo y veloz a las intalaciones de su equipo, para dar esquinazo a los supuestos malhechores. Una auténtica película de ciencia ficción que no convenció a los policías que lo multaron y lo citaron con la justicia.

Ahora, el jugador está pendiente del juicio que se celebrará en su contra. Se expone a una retirada del carnet que puede ir entre los seis meses y el año. Junto a esto también le puede caer una dura sanción económica ya que cometió tres delitos penales: exceso de velocidad, conducción temeraria y desobediencia a la autoridad.