Llama la atención que en esta Liga Santander a los árbitros les cueste tan poco mostrar cartulinas amarillas a los jugadores del FC Barcelona por protestar pero, en cambio, no saquen la tarjeta del bolsillo con algunas acciones antideportivas del Real Madrid.

Esto quedó ejemplificado este mismo domingo en el Sánchez Pizjuán con Cristiano Ronaldo, que mereció ver a lo largo de los noventa minutos hasta tres tarjetas amarillas, pero quedó totalmente indultado por el árbitro Hernández Hernández, quien directamente pasó del portugués.

Justo antes de anotar el gol de penalti del Real Madrid y señalarse a sí mismo con el dedo con gestos ególatras, Cristiano cogió el esférico y se lo tiró a la espalda a Vitolo, del Sevilla. No fue una agresión, pero sí una provocación que debería haber sido amonestada por Hernández Hernández.

Tampoco el árbitro se atrevió a mostrar la cartulina al portugués cuando éste llevó a cabo un "piscinazo" estratosférico cuando intentaba pugnar por un balón con Nico Pareja, quien le había ganado limpiamente y a la perfección la posición.

Cristiano Ronaldo, el protegido

El luso prácticamente se subió a la espalda del sevillista y se dejó caer, mirando luego con su tradicional sonrisa irónica al colegiado, que ya estaba en otra parte. La última acción antideportiva de "CR7" consistió en cortar un pase del conjunto sevillista con la mano y claramente de forma intencionada. Se pitó la falta, pero el color amarillo de la tarjeta no se vio por ninguna parte. ¿Estará protegido por las estrellas Cristiano?