La temporada 2018-19 supuso una revolución en LaLiga, porque certificó la llegada del VAR. La tecnología empezó aplicarse con algo de dudas pero bastante satisfacción entre los equipos, aunque en los últimos meses ha ido de mal en peor. Tras varias polémicas y discusiones semana tras semana, este domingo 10 de marzo ha vivido una situación esperpéntica.

El Real Valladolid-Real Madrid pasará a la historia por un error que los responsables explicaron para evitar más reproches, pero que pudo convertirse en la madre de todos los líos. Tras un tanto de los locales, hubo revisión para anular por un fuera de juego, y cuando la televisión mostró la sala del VAR, esta estaba completamente vacía y a oscuras.

¿Se había equivocado de estancia la retransmisión? ¿No había nadie al otro lado del auricular de Gil Manzano? Los instantes posteriores a esta instantánea fueron de completa locura, con la imagen corriendo como la pólvora en las redes sociales y el colectivo arbitral peligrosamente señalado.

Poco después, los comentaristas del partido justificaron la sorpresa asumiendo el error como propio, indicando que el realizador del encuentro, efectivamente, se había confundido de habitación. Para poder gestionar mejor su trabajo, los colegiados disponen de dos salas (denominadas A y B) para organizarse en los diferentes compromisos, y había sido enfocada la que no se estaba utilizando.

El Real Valladolid-Real Madrid, un partido de locos

La primera mitad del Real Valladolid-Real Madrid fue completamente de locos, y no solamente por esta acción en concreto. En un duelo abierto, fueron los pucelanos los primeros en golpear, aunque tuvieron que anotar hasta tres veces para lograr que uno de sus goles acabara subiendo al marcador del José Zorrilla.

Para empezar, Gil Manzano señaló un penalti de Álvaro Odriozola a Óscar Plano, porque el lateral 'merengue' agarró claramente a su adversario dentro del área de castigo. No se iban a estrenar los blanquivioletas en esta oportunidad, porque Rubén Alcaraz marcó el balón a las nubes. Arrancó entonces la fiesta del VAR, que no iba a sonreír demasiado a los locales.

En apenas tres minutos, Sergi Guardiola vio como le anulaban dos dianas, primero por un fuera de juego de Keko, que le regaló un pase para poder anotar -en la acción anteriormente explicada-, y después al encontrarse él mismo adelantado en un centro desde la banza izquierda -este invalidado por el juez de línea-. Finalmente, Anuar rompió la igualdad sobre la media hora de juego, pero cuatro minutos después Raphaël Varane volvió a empatar, para situar unas tablas que se alargaron hasta el descanso.