El Real Madrid cayó por uno a dos ante el Celta de Vigo, consagrando el ridículo que hace semanas llevaba rondando y complicándose amargamente los cuartos de final de esta Copa del Rey 2016-2017. Pero la historia pudo ser peor para los de Zidane si el colegiado hubiese visto la agresión de Sergio Ramos.

El central de Camas, que no está teniendo estos días sus mejores partidos con el conjunto blanco, volvió a rozar la expulsión jugando al límite. Al igual que pasó en la final del Mundial de Clubes en Japón o en tantos otros partidos en Liga, Ramos volvió a merecerse una segunda amonestación después de que Fernández Borbalán le mostrara la primera cartulina en los primeros compases del primer tiempo.

Corría ya la hora de partido cuando el defensa saltó en una balón dividido con Iago Aspas y acabó por los suelos. Ambos acabaron enzarzándose en una lucha dialéctica que comenzó el defensor al dirigirse hacia el punta del Celta con palabras no muy buenas para un Aspas que saltó como un resorte.

Sergio Ramos se tomó su "revancha" agrediendo a Aspas 

Tras la acción el colegiado no hizo absolutamente nada y ambos se fueron a sus posiciones en el campo. Minutos después, en otro balón aéreo, era Sergio Ramos el que le propinaba un manotazo en la cara al delantero del equipo "celtinha". El central perdía así los nervios y merecía claramente una expulsión que no llegó, a pesar de que le había dado un buen golpe a su rival.