A falta de apenas tres meses para que dé comienzo el Mundial de Rusia 2018, la polémica está servida. Y es que en las últimas horas se ha conocido que dos jugadores de la Selección Francesa, Ousmane Dembélé y Paul Pogba, recibieron insultos y cánticos racistas durante la disputa del amistoso de este pasado martes entre Francia y Rusia en San Petersburgo.

Los enviados especiales de los medios de comunicación franceses pudieron comprobarlo en vivo en el estadio de San Petersburgo, y no fueron pocos los usuarios que denunciaron los cánticos a través de las redes sociales, con algunos aficionados rusos imitando el sonido de un chimpancé.

La FIFA, en definitiva, tendrá complicado sofocar el problema que se le viene encima de cara a la disputa del Mundial de Rusia 2018, un país en el que se han producido múltiples altercados relacionados con el racismo, y que difícilmente no volverán a aparecer durante la cita internacional.

Rusia deberá sofocar sus actitudes racistas

Los 'hooligans' rusos, muchos de ellos de clara militancia en la ultra derecha, podrían protagonizar comportamientos racistas como los que suelen tener con algunos jugadores extranjeros que juegan en equipos rusos. A todo esto, también preocupan las posibles acciones violentas de estos grupos, que especialmente en la UEFA Europa League y en la Champions League ya han demostrado de lo que son capaces.

Las autoridades pertinentes llevarán a cabo registros personales y un control absoluto de los aficionados en las proximidades y dentro de los estadios, con lo que se intentará por todos los medios sofocar este tipo de comportamientos para que no ensombrezcan la cita futbolística.

Protesta desde Francia por el racismo en el fútbol

Desde Francia, en cualquier caso, ya ha llegado una protesta oficial por los hechos acontecidos este martes. "El racismo no tiene sitio en los terrenos de fútbol", han sido las palabras de la ministra de deportes de Francia, Laura Flessel, añadiendo que "debemos reaccionar a nivel europeo e internacional a fin de evitar que se reproduzcan esos comportamientos inadmisibles".

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ya habría planteado la problemática al presidente Vladimir Putin y al comité organizador, por lo que se prevé que se lleve a cabo un dispositivo especial y efectivo para sofocar dichos comportamientos en las gradas y fuera de ellas.