La selección brasileña de fútbol no tendrá nada fácil ganar el Mundial 2014. Y no sólo por la calidad de sus rivales o por la presión de jugar en casa. Ahora mismo, la selección, para muchos brasileños, la imagen de la injusticia social y el derroche económico

Las protestas por el gasto monumental que cuesta el Mundial de fútbol han quedado reflejadas en la llegada de la selección brasileña al hotel de concentración, en Teresópolis. Muchos manifestantes, en vez de los habituales seguidores de la canarinha, han mostrado su disconformidad por la pobre situación en que se encuentran muchos brasileños, mientras que los jugadores viven dentro de su burbuja.