El Liverpool y la Roma se estaban jugando la clasificación para la final de la Champions League en el Olímpico de Roma, el mismo escenario en el que el FC Barcelona cayó derrotado y eliminado de la competición europea. El resultado del partido de ida dejó muy decantada la eliminatoria en favor de los ingleses.

Más decantada todavía quedó cuando Sadio Mané, a los ocho minutos de juego, recibió un balón en el interior del área y mandó el balón al fondo de las mallas con un tiro con la pierna izquierda, la menos hábil. Un tanto que hacía que los romanos necesitasen cuatro goles para pasar la eliminatoria.

Sin embargo, cuando se llevaba un cuarto de hora del partido, llegó la jugada absurda del encuentro, que le costó el empate al equipo inglés. Florenzi inició una carrera por la banda derecha previa a colgar el balón al corazón del área. El Shaarawy puso la cabeza para meter el balón en área pequeña en busca de rematador.

Fue entonces cuando Lovren despejó el balón con fuerza para alejar el peligro, con tan mala suerte, que se estrelló en James Milner y terminó entrando en la portería del Liverpool sin que Karius pudiese detenerlo. Una jugada de mala fortuna que otorgaba el empate al equipo romano, que remaba para cambiar el curso de la eliminatoria.

El resultado del encuentro de ida, una losa muy grande para la Roma

El Liverpool asestó un resultado muy importante en el partido de ida de las semifinales de la Champions League contra la Roma. El equipo inglés, del mismo modo que hizo contra el Manchester City de Pep Guardiola, salió en tromba en busca de golear a su contrincante y lo consiguió, anotando hasta en cinco ocasiones a los romanos.

El tramo final del partido, en el que no estuvo Mohamed Salah, la gran estrella de los 'reds', dio un giro radical y la Roma consiguió recortar diferencias con dos tantos para arrojar algo de esperanza al equipo italiano, que necesitaba repetir la gesta que sí logró contra el FC Barcelona.