El FC Barcelona consiguió sacar un valioso empate de Stamford Bridge contra el Chelsea en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League. El conjunto azulgrana empezó perdiendo por un gol de Willian en el minuto 62, pero consiguió neutralizar la ventaja de los londinenses gracias a un tanto de Leo Messi. Algo que deja la eliminatoria abierta para la vuelta.

Sin embargo, no todas las eliminatorias están tan emocionantes como la que el club azulgrana se jugará en el Camp Nou a principios del mes que viene. De los ocho cruces de octavos de final, cuatro han quedado prácticamente decididos sin tener que disputar el encuentro de vuelta, ya que terminaron en goleada.

El Manchester City fue el primero en golear por 0-4 en casa del Basilea. Luego le siguió el Liverpool, que consiguió marcarle cinco goles al Oporto. El Bayern de Múnich también se exhibió en casa ante el Besiktas turco que, para colmo, había pasado como primero en la fase inicial de grupos. El Real Madrid también sumó un contundente 3-1.

La Champions, con un sistema mejorable

El problema del sistema ideado para disputar la Champions League es que nos está ofreciendo cruces con los niveles de los equipos muy desiguales. Clubes como el Basilea, el Oporto o el Besiktas, que se colaron en octavos por estar en grupos fáciles, se están codeando con los colosos europeos prácticamente regalando las eliminatorias mientras equipos como el Chelsea o el Barça se tienen que 'matar' entre ellos. A todo esto, el Atlético de Madrid, segundo de la Liga, jugando Europa League.

Un problema localizado, en mayor medida, desde que el Bombo 1 de la fase de grupos está formado por los campeones de las ligas europeas, sabiendo del cierto que los niveles entre ellos no son parejos. Algo que ocasiona que tengamos que ver equipos muy potentes en el Bombo 2, generando nuevas desigualdades y provocando que los grupos de la fase inicial puedan estar formados por cuatro 'cenicientas' o cuatro 'favoritos'. Algo no se está haciendo como se debe.