A día de hoy, es complicado calificar el trabajo de Ernesto Valverde al frente del banquillo del FC Barcelona. El técnico extremeño llegó hace casi dos temporadas al Camp Nou y, desde entonces, ha ideado dos versiones del equipo: la arrolladora en los campeonatos nacionales y la que ya lleva dos ridículos a nivel planetario en Europa.

En LaLiga y la Copa del Rey, de momento, nada que reprocharle al equipo desde que el Txingurri llegó. El FC Barcelona lleva dos Ligas consecutivas ganando de manera incontestable, sin que Real Madrid ni Atlético puedan ni siquiera plantar cara hasta el final. En Copa, se ganó la pasada edición y se puede repetir este 2019 si se supera al Valencia.

Pero la Champions League es la gran asignatura pendiente del FC Barcelona de Valverde. De dos ediciones en las que el Txingurri ha dirigido al equipo, en las dos se ha terminado de manera ridícula e intolerable. Dos veces el equipo consiguió una renta de tres goles en el Camp Nou y dos veces cayeron goleados de forma humillante fuera de casa.

La regularidad de LaLiga y la ambición por seguir ganando Copas está muy bien, pero los grandes equipos también tienen que saber aparecer en las grandes noches. Si a calidad no se puede -algo evidente ante el todopoderoso Liverpool de Jürgen Klopp- hay que ganar por cuestión de orgullo. Pero ni siquiera eso fue posible.

El FC Barcelona fue superado por el Liverpool no solamente en lo futbolístico, sino también en actitud. Algo que puede llegar a considerarse incluso vergonzoso, especialmente porque la pasada temporada se cayó de la misma forma estrepitosa, en aquella ocasión contra un rival inferior. Errores defensivos infantiles acabaron, por segunda vez, con el papel del Barça en la Champions League.

Valverde, responsable igual que los jugadores

Naturalmente, el fracaso de unos jugadores a los que les faltó garra no se entiende sin el fracaso también de un entrenador que, viendo que las cosas no funcionaron en la ida a nivel futbolístico, sacó el mismo once al que habían vapuleado en el Camp Nou y posteriormente no supo encontrar soluciones. Desde el técnico extremeño hasta el último suplente son responsables de lo de Anfield, y dos fracasos europeos pueden acabarle costando caro al Txingurri, del mismo modo que a muchos integrantes de la plantilla.