El lateral brasileño del Real Madrid que además es uno de los capitanes del equipo, Marcelo Vieira, representó a la perfección la impotencia del Real Madrid en el Volkswagen Arena este miércoles contra el Wolfsburg, en un quiero y no puedo que provocó un ridículo espantoso tanto del jugador como del equipo blanco en todos los sentidos. El partido había sobrepasado ya el minuto 70 y el Real Madrid continuaba perdiendo por 2-0 contra el sorprendente conjunto local en Alemania, por lo que se activaron los instintos más ruines de Marcelo.

Con el único objetivo de provocar una tarjeta roja de uno de los jugadores más importantes del Wolfsburg, el goleador Maximilian Arnold, Marcelo primero soltó una patadita para provocarle y, cuando lo había conseguido, se dejó caer al mínimo contacto con el germano después de rozar su pecho con la cabeza a propósito, fingiendo haber sido agredido y logrando, eso sí, que el colegiado mostrara la cartulina amarilla a Arnold.

Una imagen ridícula, penosa y que seguro que la mayoría de aficionados del Real Madrid habrá lamentado, sintiéndo auténtica vergüenza ajena del futbolista y renegando de un equipo, el Real Madrid, al que parece que le duran muy poco las alegrías esta temporada.

El árbitros Gianluca Rocchi cayó en la trampa de Marcelo al no haber visto la acción desde lo lejos, mientras que justo después del teatro de Marcelo se formó una pequeña tangana, con Sergio Ramos y Keylor Navas de por medio, viendo también la cartulina amarilla Gareth Bale. En definitiva, una imagen humillante para los seguidores del Real Madrid y carcajeante para los del FC Barcelona, a pesar de que algunos como Gerard Piqué prefirieran este miércoles irse al cine a ver una película.